4 síntomas extraños del estrés y 4 estrategias rápidas pa

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Jun 30, 2020   Bienestar

El estrés es una respuesta natural e instintiva de nuestro cerebro que tiene un fin muy concreto: conseguir que reaccionemos ante uno o varios estímulos que considera peligrosos. Ahora bien, no tenemos por qué ver esta respuesta emocional como algo negativo. Puede ser positivo.

Cabe recordar que el estrés que se controla, que se regula y que se canaliza a modo de adecuado motivador, nos permite poner en marcha mecanismos de afrontamiento para momentos de dificultad. Sin embargo, lo que ocurre en nuestro día a día es que no solemos manejarlo correctamente.

El estrés suele avanzar de forma lenta y progresiva. Son «muchos pocos haciendo un mucho» hasta que, de pronto, y sin saber cómo, todo nos sobrepasa.

Asimismo, cabe recordar que el estrés se acompaña de unos síntomas físicos y emocionales concretos. Es pues esencial que aprendamos a reconocerlos y a identificarlos de forma temprana antes de que las secuelas que nos dejen sean graves.

A continuación, te explicamos 4 indicadores y un modo sencillo de hacerles frente.

1. Tensión en la mandíbula y dolor de cabeza

dolor-de-mandibula

Hay días o semanas en que nos acompaña una molestia constante a la vez que extraña: el dolor de mandíbula.

  • No siempre lo asociamos al estrés. Intentamos buscarle otros orígenes sin saber que la mandíbula es una parte fundamental de la respuesta al estrés. Puesto que nos prepara para la autoprotección, aumentando el flujo sanguíneo hacia esta zona, el cuello y la cabeza.
  • Es común sentir una intensa agitación en la zona más alta de nuestro cuerpo y, en concreto, en la mandíbula. Apretamos más los dientes, los rechinamos por la noche y nos levantamos con dolor de cabeza.

Si sufres estos mismos síntomas, acude al médico para descartar que sea algo grave. Mientras, toma nota de las estrategias que puedes llevar cabo para aliviar dicha molestia.

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Claves para calmar el dolor de mandíbula

  • Mastica una rama de apio, poco a poco. Te ayudará a aliviar la tensión de esta zona.
  • Realizar ejercicios de relajación progresiva nos ayudará muchísimo.
  • Podemos iniciar esta rutina de ejercicios tensando los músculos de la frente, para ello, levanta las cejas lo máximo que te sea posible durante 30 segundos, después, relaja.
  • A continuación, dibuja una sonrisa exagerada durante 30 segundos, y relájate.
  • Seguidamente, abre la boca hasta donde te sea posible y mantén ese gesto 30 segundos más. Relaja.
  • Por último, masajea durante unos minutos tu tabique nasal, justo en esa área donde se juntan tus ojos.

2. Calambres en el abdomen y su relación con el estrés

Dolor agudo en el vientre bajo

El estrés causa una alteración directa sobre nuestro estómago e intestinos. No podemos olvidar que el estómago es nuestro «segundo cerebro» y que ambos están en constante comunicación.

En nuestro abdomen se halla todo un «marcador somático». De ahí que sea común sentir desde calambres, ruidos estomacales, opresión, sensación de nudos y cierta quemazón en la zona del plexo solar, justo por debajo del esternón.

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Cómo calmar el dolor abdominal asociado al estrés

  • Túmbate boca arriba y dobla las piernas.
  • Coloca las manos sobre tu vientre.
  • Respira profundamente: toma aire durante 5 segundos. Contén ese aire otros 5 segundos y exhala durante 7 segundos.
  • Tras ese sencillo ejercicio, tómate una infusión de menta o una manzanilla.

3. Dolor en los ojos

ojos rojos

El dolor en los ojos también se asocia a los procesos de estrés. Tiene mucho que ver con la hipertensión, con esa tensión arterial que inflama y enrojece los capilares de esta zona.

  • Es algo peligroso, algo que suele iniciarse con un ligero picor y con la sensación de que tenemos «arenilla» en los ojos.
  • Es común hallar descanso cuando los cerramos y, a su vez, puede localizarse en un solo ojo o en ambos.
  • En caso de que esta molestia dure más de 3 o 4 días, consulta con tu médico.

Cómo calmar el dolor ocular asociado al estrés

Lo ideal es descansar nuestros ojos a lo largo de 24-48 horas. Ello implica dejar a un lado pantallas de ordenador, móviles, televisión

  • Hidrata tus ojos, pasea por un entorno natural y deja que el aire fresco te envuelva y te relaje.
  • Túmbate durante media hora y aplica sobre los ojos bolsitas usadas de té o de manzanilla, así como rodajitas de pepino, lo que te resulte más cómodo.

4. Los pensamientos recurrentes

mente-y-cerebro

Cuidado, porque una forma directa de intensificar aún más nuestro estrés es no poner bajo control el torrente de nuestros pensamientos.

Hasta el momento, te hemos detallado todos esos síntomas físicos u orgánicos asociados al estrés. Sin embargo, los pensamientos intrusivos son el reflejo más evidente de un cerebro donde día a día, la hormona del estrés sigue causando un serio impacto.

  • El anticipar lo que va a pasar o puede pasar, el obsesionarnos con lo que nos han dicho, con lo que hubiera podido ocurrir, con lo que podríamos o no podríamos hacer puede llegar a agotarnos en exceso.
  • Los pensamientos intrusivos nos quitan la calma y, a su vez, nos enferman. Nos hacen perder el control sobre la realidad, sobre el aquí y ahora.

Es necesario gestionar estas situaciones.

Claves para romper el flujo de los pensamientos intrusivos

Cuando la mente nos tortura con palabras, ideas y pensamientos obsesivos busca un instante para ti mismo y pronuncia en voz alta estas palabras: «Estoy en calma, en mi mente solo hay silencio».

  • Respira profundamente, e intenta centrarte en el momento presente.
  • Debes ser muy consciente de en qué momentos estos pensamientos te aprisionan y te quitan el control. Cuando esto ocurra, otra estrategia sencilla es salir a caminar, a nadar o a bailar.

El ejercicio físico, así como la lectura o el yoga, son maravillosos para calmar la mente y para aliviar, poco a poco, nuestro estrés.

Prueba a poner en práctica estas sencillas recomendaciones en momentos puntuales de estrés te será de gran utilidad. Recuerda que si esta sensación persiste y se mantiene constante en el tiempo, es preferible que acudas al especialista. Así, podrá aconsejarte y asegurarse de que las afrontas de la mejor manera posible.