Jun 30, 2020 Bienestar
El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad que se caracteriza por una amplia variedad de síntomas. No obstante, el más habitual es un agotamiento intenso y prolongado que afecta en gran medida la calidad de vida de quien lo padece. ¿Cómo sobrellevarlo?
No existe una cura única; sin embargo, hay algunas opciones de tratamiento que contribuyen a aliviar los síntomas. Por eso, en este artículo nos centramos en algunos consejos efectivos para ayudar a sobrellevar esta enfermedad.
El síndrome de fatiga crónica: Causas y síntomas
Para empezar, el síndrome de fatiga crónica no tiene una causa conocida. No obstante, se relaciona con posibles infecciones virales o bien con periodos prolongados de un gran estrés psicológico.
Lo que si se conoce son sus síntomas, los cuales son muy variados y pueden afectar de manera muy diferente a cada persona. Los más frecuentes son los siguientes:
- Fatiga y agotamiento intenso y constante, en especial después de cualquier esfuerzo físico o mental.
- Dolor muscular o articular, y otros dolores como por ejemplo de cabeza o de garganta.
- Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
- Dolor de garganta.
- Nódulos linfáticos agrandados.
- Dificultades para descansar por la noche.
- Mareos.
- Estado de ánimo bajo.
- Trastornos gastrointestinales.
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3 consejos para sobrellevar el síndrome de fatiga crónica
1. Mejorar la dieta
En primer lugar, podemos enfocarnos en la dieta para procurar una mejoría en el estado de salud de quien sufre el síndrome de fatiga crónica. Una alimentación completa y equilibrada puede ayudar a superar algunas carencias nutricionales habituales en esta enfermedad, lo cual llevaría a una mejora de los síntomas.
Además, los estudios demuestran que una buena dieta nos lleva a mejorar la microbiota intestinal. Y esto repercutiría de manera positiva en la inflamación, la función neurocognitiva y la ansiedad. Para ello, una buena opción es el consumo de fermentados (kéfir, kombucha, chucrut, etc.).
Además, se recomienda el consumo de alimentos ricos en antioxidantes, como por ejemplo el cacao y el polen. En cambio, se debería prescindir de otros que podrían ser perjudiciales, como el alcohol, la cafeína, algunos tipos de grasas, los lácteos o el gluten. El médico será el encargado de detectar posibles intolerancias alimentarias.
2. Acudir a terapias de apoyo
Hay diferentes tipos de terapia que pueden ser un gran apoyo físico y emocional para sobrellevar el síndrome de fatiga crónica. Por ejemplo, la terapia cognitivo conductual o la terapia de ejercicio gradual.
Las terapias abarcan tres ámbitos:
- Cognitiva: Propone estrategias para afrontar los síntomas del síndrome.
- Terapia física: Un fisioterapeuta puede ayudar a incrementar la actividad física de manera personalizada y gradual.
- Terapia psicológica: Brinda apoyo emocional para combatir la ansiedad y la depresión.
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3. Recurrir a los suplementos nutricionales
Por último, algunos suplementos nutricionales han demostrado su efectividad a la hora de aliviar los síntomas del síndrome de fatiga crónica. Estos ayudan a contrarrestar algunas carencias habituales en quienes sufren esta enfermedad.
Lo más recomendable es acudir al médico para realizarnos análisis rutinarios. De este modo podemos ver qué nutrientes nos faltan, lo cual podría ayudarnos a definir un tratamiento complementario personalizado.
Los suplementos más adecuados para el síndrome de fatiga crónica son los siguientes:
- Acetil-L-carnitina: Este aminoácido podría mejorar el estado cognitivo y también la función física.
- Ácidos grasos esenciales: Podrían ser beneficiosos para aliviar algunos síntomas como el cansancio, el dolor muscular, la falta de concentración y la depresión.
- Magnesio: Este mineral es un suplemento efectivo para múltiples trastornos y puede mejorar los dolores, la salud muscular y el sistema nervioso.
- Vitamina B12: Esta vitamina podría ser útil para la fatiga crónica pero requiere unos análisis previos. Su deficiencia se relaciona con la fatiga, los cambios neurológicos y los trastornos gastrointestinales, entre otros.
- Antioxidantes: Por ejemplo el ácido lipoico, la vitamina C y la vitamina E, que ayudan a proteger las células del daño por estrés oxidativo y también mejoran la función mitocondrial.
- Coenzima Q10: Las personas con fatiga crónica suelen tener déficits de este nutriente.
En conclusión…
Estos tres consejos son estrategias que pueden ser muy útiles para ayudar en caso de padecer el síndrome de fatiga crónica. Con el seguimiento médico adecuado podemos mirar de qué manera nos pueden ayudar la dieta, la terapia y los suplementos a la hora de aliviar los síntomas.
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