¿Cómo saber si mi hijo sufre estrés? ¿Cómo ayudarlo?

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Jun 30, 2020   Maternidad

El estrés no es algo exclusivo de las personas adultas. En ocasiones, es común pensar que los niños tienen una vida fácil y que sus únicas responsabilidades son estudiar, portarse bien y disfrutar con sus amigos. Sin embargo, esto es un error. De vez en cuando, todo padre debe plantearse esta pregunta: ¿cómo saber si mi hijo sufre de estrés? 

Los niños también tienen presiones y dificultades diarias que, a veces, se pasan por alto. Estas, incluso, pueden afectarles a nivel físico, haciendo que sufran problemas estomacales, trastornos de sueño, nerviosismo, trastornos alimentarios…

Casi nunca se le da importancia a estos síntomas, ya que no se comprende que un niño pueda sufrir ciertos problemas psicológicos. Entonces, ¿qué se puede hacer hacer en estos casos? ¿Cómo estar seguros de que los niños están padeciendo estrés o solo se trata de algo pasajero?

¿Cómo saber si mi hijo sufre estrés?

Hay que tenerlo claro. En ocasiones, uno se esfuerza en hacer cosas por los niños que, en lugar de hacerles felices, les ocasionan más estrés y sufrimiento.

Muchos padres, para conseguir que sus hijos vayan mejor en el colegio, les apuntan a innumerables actividades extraescolares. Lo que consiguen en estos casos es presionarles aún más.

Es decir, les «sobrecargan» de tareas y esto impide que sean «niños» y disfruten de su tiempo libre. Sobre todo, de sus instantes de ocio con otros pequeños.

Los niños pueden sentir estrés cuando sus horarios escolares y rutinas diarias son muy extensas y abarrotadas

No obstante, las causas pueden ser múltiples, y eso incluye, en ocasiones, a otras personas. Puede que el comportamiento de tu hijo se deba a problemas relacionados con el colegio o con sus amigos.

Según este estudio realizado por el Dr. Ariel Gold, de la Universidad de la República de Uruguay, los síntomas del estrés podrían confundirse con diferentes tipos de ansiedad. Ambos pueden provocar la somatización en el niño y el desarrollo del denominado dolor psicogénico, entre otros.

Si tu hijo sufre alguno de estos problemas, debes estar atento a los síntomas para saber identificarlos:

  • Caen enfermos con facilidad.
  • Estar siempre muy cansados.
  • Sufrir vómitos constantes o mareos.
  • Pueden sufrir trastornos del sueño.
  • No tener ganas de comer o de jugar.
  • No querer ir al colegio por las mañanas.
  • Sufrir diarreas o épocas de estreñimiento continuadas.
  • Padecer muchas alergias o tener numerosas hemorragias nasales.

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Consejos para ayudar a tu hijo a gestionar el estrés

Si tu hijo sufre estrés es importante, en primer lugar, saber qué lo causa y qué se puede hacer para eliminar ese foco de ansiedad que altera su tranquilidad.

Es posible que deba realizarse algún cambio en su rutina diaria para conseguir que se encuentre mejor, o tal vez haya algún problema en casa que deba resolverse entre todos.

Sea como sea, es importante que el niño sepa qué es el estrés y cómo se gestiona. Al fin y al cabo, es una dimensión a la que va a tener que enfrentarse más veces en su vida. De ahí que sea importante que adquiera una serie de competencias lo antes posible.

A continuación, te enseñamos unas cuantas estrategias que podrían ayudar:

1. Un tiempo para sí mismos a lo largo del día

Puede que pienses que los niños, a diferencia de ti, tienen todo el tiempo del mundo para ellos. Pero no es así. Sus horarios escolares son, en ocasiones, muy extensos. Llegan a casa y tienen un sinfín de deberes que hacer de diferentes asignaturas. Además, deben practicar deportes u otras actividades… Más tarde, cenan y, al cabo de un rato, se van a la cama.

¿Cuándo pueden ser «realmente niños»? Permíteles tener tiempo para no hacer nada; para reír, para jugar, para dibujar… Enséñales que las personas necesitamos de espacios propios para ser nosotros mismos con tranquilidad.

Ten presente que jugar a los videojuegos o estar con el ordenador no es descansar, ya que este tipo de actividades les sobreexcita aún más.

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2. Enséñales a escuchar su propio cuerpo

Niña con dolor de cabeza por estrés

Cuando les duela la cabeza, pregúntales lo siguiente para indagar con sutileza cuál puede ser el problema:

  • ¿Has comido bien en el comedor del colegio? ¿Te lo has comido todo o te lo has dejado?
  • ¿Te preocupa algo?
  • ¿Estás nervioso por algún examen?
  • ¿Hay algún niño que te molesta en clase?

Es importante que los niños entiendan que, a veces, esos dolores de cabeza o de estómago se deben a que hay cosas que no se están haciendo bien. «Si no comes de modo adecuado, caes enfermo. Y si estás nervioso por algunas cosas también pueden dolerte partes del cuerpo, como la cabeza o el estómago».

Cuando antes entiendan este tipo de cosas, mejor.

3. Enséñales a comunicar y a expresar sus sentimientos

Lo último que debes hacer con los niños es someterlos a «interrogatorios policiales», porque se sentirán presionados y, en lugar de explicarte sus preocupaciones, te evitarán.

Si tu hijo sufre estrés debes saber a qué se debe, así que hay que conseguir que hable con naturalidad y que, además, encuentre alivio al hacerlo.

Esto no es algo que se consiga de un día para otro. Es algo que hay que trabajar con ellos desde que son muy pequeños. Por supuesto, a través de la confianza, del no juzgar y del ofrecerles la máxima apertura y el máximo cariño.

  • Habla con ellos a través de sus dibujos, pregúntales qué representan.
  • Pregúntale si hay algo en su día a día que le gustaría cambiar o no hacer más.
  • Pregúntale qué es lo que le haría más feliz en esos momentos.

Hazles preguntas sencillas y amables que no les asusten o presionen. Sé sutil y muéstrales mucho cariño.

4. Los niños deben aprender a superar pequeñas dificultades diarias

Para que un niño gestione adecuadamente su estrés, no se trata en absoluto de que los adultos le resuelvan toda dificultad. Si el problema está en casa, no obstante, sí que se deben tomar cartas en el asunto.

En cambio, si el niño, por ejemplo, tiene ansiedad por los exámenes o se siente estresado por tareas que debe cumplir, debes ayudarle a aplicar estrategias con las cuales superar esas adversidades.

Nunca menosprecies sus problemas. Para ellos son importantes, así que apóyales en todo. Recuerda también que tú les sirves de modelo en todo momento. El estrés es contagioso y si nos ven a nosotros estresados, ellos también lo sufrirán.

Respétales

No debes subestimar las emociones de tus hijos, por muy pequeños que sean. Al igual que tú, ellos también sienten y padecen. Si realmente notas que no están bien, bríndales todo tu apoyo y no lo dejes pasar.

Estas pequeñas pero importantes recomendaciones te ayudarán a mantenerte alerta y comunicarte mejor con ellos. Así podrás enseñarles hábitos y aprendizajes valiosos para gestionar sus emociones y superar dificultades.