Jun 30, 2020 Maternidad
A partir de los 2 años todo niño puede ser iniciado en el camino de controlar las emociones. ¡Vaya tarea! Si a los adultos nos cuesta manejar con inteligencia las emociones que sentimos, ¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a regular las emociones que sienten?
Pero primero, pregúntate lo siguiente: ¿Cuántas veces tu hijo te ha visto perder la calma ante el tráfico atascado? ¿Cuántas veces te ha visto interrumpir al que está hablando o mintiendo? Ahora a la inversa: ¿Cuántas veces has visto a tu hijo burlándose de su hermana o mintiendo aún cuando sabe que es incorrecto y lo desapruebas?
Tanto en los niños como en los adultos, las respuestas coinciden: se han dejado llevar por la emoción que los invadía en ese momento. Por supuesto, a todos en algún momento de la vida nos ha pasado, sin importar la edad. Lo relevante es entender que la regulación de las emociones es un componente fundamental del equilibrio mental y emocional.
Conocer, reconocer y controlar las emociones
Hoy en día, el proceso educativo que vivimos con nuestros hijos incluye que los ayudemos a gestionar sus emociones. Un niño que logra regular sus emociones mejora muchos aspectos de su vida, tales como:
- Presta más atención.
- Estudia más y logra más en la escuela.
- Está en mejores condiciones de resolver conflictos con sus pares.
- Se comporta mejor.
- Se preocupa más por los demás.
¿Cómo lograrlo? La clave está en conocer, reconocer y controlar las emociones. En psicología se reconocen 6 emociones básicas: el miedo, la sorpresa, la aversión, la alegría, la tristeza y la ira. Sin embargo, hay estudios que reconocen muchas otras, hasta más de 300. Pero no vamos a exigir tanto a nuestros niños. Para comenzar, vayamos a lo básico.
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Estrategias para controlar las emociones
Algunas de las estrategias a las que podemos recurrir para enseñarles a nuestros hijos a controlar las emociones son:
Identifica las emociones
A los 5 años, un niño tiene que saber precisar si está triste o enojado, expresarlo y actuar de forma constructiva. A los 10-11 años las emociones son más complejas, pero igualmente tiene que aprender a identificarlas. Ayuda a tus hijos a expresar y reconocer sus emociones con expresiones como estas:
- «Qué bien la pasamos en casa de la abuela. Qué alegre estabas».
- «Entiendo que estés triste porque tu hermana no quiere jugar contigo».
Aclara las expectativas
Evita las sorpresas que pueden desencadenar una respuesta iracunda, que sepa qué es lo que va a ocurrir aunque se trate de algo que no le guste o no quiera hacer. Al mismo tiempo, sé firme con la decisión que tomaste. Por ejemplo:
- «Vamos a casa de la tía porque tengo que hablar con ella. Lleva unos juguetes para que juegues mientras conversamos».
- «Quiero que sepas que en unos minutos nos vamos del parque, tenemos que regresar a la casa».
Toma un descanso
Prepara un lugar tranquilo y confortable en la casa, con almohadas o cojines para que tu hijo pueda irse a pensar y relajarse cuando las cosas no salen como esperaba. Así sabrá que te interesa sus sentimientos.
Juega al autocontrol
Para controlar las emociones es importante aprender a tener paciencia y a esperar. Durante un paseo, acuerden que cada vez que digas una determinada palabra, tu hijo se detendrá y esperará (quedará paralizado) hasta que digas la palabra que le permita moverse nuevamente.
Desarrollar la empatía
Invítalo a que se ponga en el lugar y las circunstancias de los demás. Acepta que tú mismo puedes sentir lo mismo que él siente. Las preguntas son una gran herramienta para hacerlo reflexionar sobre lo que siente y su conducta. Por ejemplo:
- «Sé que tienes hambre y quieres comer. Yo también me molesto cuando tengo hambre, pero tenemos que esperar a mamá».
- «¿Cómo crees que se siente tu hermana después de que la gritaste de esa forma?»
Recompensa y elogia
Refuerza las conductas positivas con afecto. No tienes que premiar con objetos o regalos, basta con que el niño entienda que cuando se regula, te das cuenta y te complace que lo haya logrado. Por ejemplo:
- «Qué bueno que no me interrumpiste mientras hablaba por teléfono. Aprecio que me hayas esperado».
- «Gracias por ayudar a poner la mesa. Ahora puedes escoger qué quieres para la merienda».
Acciones y consecuencias
Es preferible dialogar y pactar que responder con agresividad o violencia. Si el niño se porta mal con alguien, debe aprender a disculparse. Igualmente, debe aprender a perdonar cuando se porten mal con él. Las acciones tienen consecuencias, así que debe aprender que es mejor tomar buenas decisiones. Por ejemplo, puedes decirle algo como:
- «Él sigue siendo tu amigo, aunque no te prestó el juguete».
- «A pesar de que te haya golpeado, puedes perdonarlo y seguir siendo amigos».
Da ejemplo
Cuando tu hijo esté descontrolado es cuando más tienes que demostrar que eres capaz de autocontrolarte. Nada de lo que digas tendrá más impacto que lo que demuestras con los hechos. Si gritas, aprenderá a responder con gritos. Si te pones a su altura y le hablas con calma y en tono bajo, aprenderá que puede controlar su rabia en cualquier momento.
Practiquen juntos
Con las situaciones que lo hacen molestarse (que no le presten juguetes que no le pertenecen, por ejemplo), practiquen cuál es la mejor manera de actuar. Igualmente, ayúdalo a identificar cuál es la manera incorrecta. La práctica ayudará a tu hijo a controlarse mejor cuando se presente la circunstancia que lo afecta.
Habla con calma
Cuando tenga un problema o una situación que lo agobia, tiene que aprender a hablar sin perder la calma. Para aprender a expresarse sin que las emociones lo abrumen o alteren, tu ejemplo es fundamental. Puedes decirle algo como:
- «Yo también estoy molesto porque peleo contigo; pero tranquilo, cálmate y me cuentas qué pasó».
- «Yo también estoy cansado, pero podemos descansar un rato y me sigues contando».
Abrázalo
No lo dejes solo con sus sentimientos. Demuéstrale que te importan sus decepciones y frustraciones. Abrázalo, que entienda que lo comprendes y lo amas. Esa confianza y seguridad en tu amor le ayudará a regularse mejor.
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Todo pasa
Los sentimientos negativos son dolorosos, pero pasan. La rabia, la tristeza, la decepción, la frustración, todo eso que te hace sentir mal no dura para siempre. Ante estos, puedes decirle algo como:
- «Ahora te sientes mal, pero te garantizo que en unos minutos te sentirás mejor».
- «Entiendo que estés molesto, incluso si tienes ganas de llorar, hazlo. Luego estarás bien».
Dedica tiempo
Tus hijos deben saber que hay un momento del día que dedicarás a escuchar sus problemas o preocupaciones, incluso cuando estés cansado, agobiado o molesto. Deberás superar esas emociones y dedicarles tiempo. Puedes decirles:
- «Cuéntame cómo estuvo hoy tu día en la escuela».
- «¿Cómo la pasaste en la casa de tus primos?»
Reflexión
Las emociones iluminan u oscurecen el camino de la vida. Ayudar a nuestros hijos a conocer y controlar las emociones es uno de los mayores regalos que les podemos dejar para su bienestar en general.
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