Jun 30, 2020 Salud
La tendinitis rotuliana, también conocida como “rodilla de saltador”, es una lesión o inflamación del tendón que une la rótula con la tibia. El tendón rotuliano desempeña un papel principal en la estabilidad de la rodilla, trabajando en conjunto con los músculos de la zona para poder andar, correr o saltar.
La lesión se produce por una sobrecarga, por ejemplo, al hacer movimientos repetitivos, por lo que es más frecuente entre deportistas cuyas disciplinas implican saltar, caer y cambiar de dirección de manera constante. No obstante, incluso las personas que no practican este tipo de actividades pueden llegar a padecerla.
El tendón rotuliano
El tendón rotuliano es una estructura ancha y fuerte que se encuentra ubicada por debajo de la rodilla (rótula) y conecta el músculo de los cuádriceps con la tibia. Es un tejido similar a una cuerda que permite que la rodilla se estire o extienda cuando el cuádriceps se contrae.
Junto a los ligamentos, se encarga de darle mayor estabilidad a la rodilla, principalmente al saltar, tanto en el aterrizaje como al frenar un movimiento de aceleración horizontal asociado.
Ver también: Hábitos que te provocan dolor de rodilla
¿Cuáles son las causas de la tendinitis rotuliana?
La tendinitis rotuliana se origina cuando el tendón se lesiona o inflama, debido a una sobrecarga. Este tejido sufre pequeños desgarros que, cuando se multiplican, desencadenan una respuesta inflamatoria que se manifiesta con dolor y debilitamiento. Cuando el organismo no consigue reparar las lesiones y el daño del tendón persiste por varias semanas, aparece lo que se conoce como tendinopatía.
Factores de riesgo
La práctica continua de algunos deportes se ha vinculado con un mayor riesgo de sufrir tendinitis rotuliana. Sin embargo, todo indica que hay más probabilidades de padecerlo por la combinación de varios factores.
Actividad física
Todo tipo de actividad física que implica correr y saltar aumenta de forma considerable el riesgo de sufrir tendinitis rotuliana. Afecta sobre todo a personas que practican deportes como:
- Baloncesto
- Voleibol
- Fútbol
- Atletismo
- Correr
El aumento de la frecuencia e intensidad de estas actividades también influyen en la presión que sufre el tendón. Además, en ciertos casos, se presentan consecuencias negativas por utilizar calzado inapropiado.
Te recomendamos leer: Cómo tener tendones y ligamentos más fuertes
Rigidez muscular en las piernas
El tendón rotuliano se puede irritar o lesionar por la rigidez muscular de los cuádriceps e isquiotibiales, muchas veces extendida hasta la parte trasera de los muslos.
Desequilibrio muscular
Si en las piernas hay músculos más débiles que otros, los más fuertes pueden tirar con mayor intensidad del tendón rotuliano, lo que también origina su lesión.
Síntomas de la tendinitis rotuliana
El síntoma principal de la tendinitis rotuliana es un dolor que se localiza entre la rótula y la tibia (zona más afectada por la lesión). Se puede manifestar al iniciar actividad física, o bien, tras un entrenamiento muy exigente.
El dolor puede ser más grave por la falta de tratamiento, sobre todo si se sigue entrenando o compitiendo. Con el tiempo, dificulta el movimiento de las rodillas, por ejemplo al subir escaleras, saltar o ponerse de rodillas.
Otros síntomas incluyen:
- Rigidez y debilidad muscular
- Falta de equilibrio
- Aumento de temperatura en la zona
- Inflamación
Diagnóstico
Como primera medida el médico hace una exploración física para determinar en qué zona se presenta el dolor. Si se produce en la parte frontal de la rodilla, justo debajo de la rótula, puede ser por tendinitis. Para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la lesión, se pueden sugerir pruebas por imágenes complementarias.
- Radiografías. Para determinar si hay otros problemas que causan el dolor.
- Ecografía. Crea una imagen de la rodilla utilizando ondas sonoras para revelar los desgarros del tendón rotuliano.
- Imágenes por resonancia magnética (RM). Sirve para crear imágenes detalladas que pueden revelar cambios sutiles en el tendón.
Tratamiento
Antes de tener en cuenta opciones como la cirugía, el médico sugerirá otros tratamientos menos invasivos.
- Analgésicos para el dolor: como el ibuprofeno o el naproxeno sódico.
- Fisioterapia: ejercicios de estiramiento, ejercicios de fortalecimiento, uso de correa para el tendón rotuliano, entre otros.
- Inyección de corticoesteroides: solo si el tratamiento conservador no funciona. Alivia al dolor, pero también puede debilitar los tendones.
- Cirugía: solo en casos excepcionales, si el tratamiento fracasa. El procedimiento se puede realizar mediante pequeñas incisiones alrededor de la rodilla.
Para una recuperación óptima es importante evitar de forma temporal los deportes o actividades que pueden sobrecargar la rodilla, ya que se podría empeorar el daño del tendón rotuliano.
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