Penélope, la mujer que espera a Ulises eternamente

¿Conoces a esa mujer que espera? Esa mujer que sacrifica su tiempo para esperar por alguien o algo que no sabe si la elegirá. Si conoces a una mujer así, puedes llamarla Penélope.

Penélope era la esposa de Ulises en la mitología griega. Cuando este partía y pasaba largos periodos de tiempo fuera de su hogar, Penélope le esperaba, fiel y esperanzada.

Mientras tanto, Ulises tenía varias aventuras amorosas. Y del último de sus viajes, no volvió. Sin embargo, Penélope continuó con su labor de esposa abnegada, esperando por siempre la llegada de su amado.

La mujer que espera a un fantasma

La historia de Penélope aún se encuentra presente en nuestra sociedad. La figura de esa mujer que espera y que sacrifica su vida y las experiencias que podría vivir a favor de una persona, en realidad, un fantasma.

La mujer con complejo de Penélope se ha enamorado de una imagen que solo existe en su mente. No acepta que su historia con esa persona haya terminado. Y en lugar de vivir con la certeza de que es correspondida, vive de una ilusión, un espejismo.

¿En qué ocasiones suele aparecer esta mujer que espera a alguien que no llegará jamás?

• Parejas que han tenido que separarse para encontrar trabajo. Uno de los miembros viaja a otro país y mantienen el contacto. Sin embargo, las promesas de estar juntos físicamente de nuevo se quedan en meras palabras.
• Mujeres que tienen relaciones con personas casadas que les juran que dejarán a sus parejas, pero nunca lo hacen. Así, viven una eterna espera que puede durar muchos años o toda la vida.
• Personas que han iniciado una relación a distancia, se enamoran a través de una red social, pero, a pesar de los intentos, siempre surge algo que evita que lleguen a verse de verdad.
• Situaciones en las que la otra persona no quiere nada serio por el momento, una circunstancia que parece que tendrá un final algún día, pero que no sucede así.
• Circunstancias en las que la pareja desaparece, sin decir nada. Se esfuma y es imposible ponerse en contacto con ella. Es lo que se conoce como finales inacabados.

Como podemos comprobar, estas situaciones se dan y la mujer que espera no se percata de que está perdiendo su tiempo y su vida por alguien que, en realidad, no le va a proporcionar más que tristezas.

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El motivo por el que la espera es tan dulce

Uno podría pensar que la mujer que espera por lo que nunca tendrá adora sufrir, el dramatismo o le gusta sumergirse en situaciones complicadas. Sin embargo, esto va más allá.

La espera por esa persona amada es muy dulce y muy atractiva. No es fácil dejarla ir, porque nos tienta a cada segundo. ¿Qué es lo que provoca que nos aferremos a esa espera? La ilusión.

Una ilusión creada por nosotros mismos. Un sueño que la mujer que espera alimenta con esperanzas, expectativas, creencias y demás pensamientos que ella misma crea.

Las expectativas son muy golosas. Ellas son las que predominan en toda fase de enamoramiento y las que se vienen abajo cuando esta pasa. No obstante, son pura creación nuestra.

Sin embargo, para toda mujer que espera, es necesario que atienda a sus sentimientos y emociones porque ellos le están gritando lo que debe hacer. Que no los acalle. Tiene que darles voz.

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Las emociones hablan, dales voz

Las emociones de la mujer que espera le hablan, pero ella decide hacer oídos sordos a lo que le están gritando a través de su propio cuerpo. De esta manera, se mantiene en la situación que ha elaborado en su mente, en vez de llevar a cabo la que mejor le conviene.

Debemos hacernos una pregunta: ¿me está mereciendo esto la pena? El final está casi resuelto, no tiene mucho misterio más.

¿Cómo esperar durante 10 años por esa persona que dice que va a dejar a su pareja con quien está casada? ¿En qué momento permitimos estar 5 años con alguien que no da el paso de formalizar la relación, algo ante lo que nos da largas?

Si esperamos que las personas sean honestas y nos hablen claro, podemos «esperar sentados». Porque lo normal es que esto no suceda así.

Esa mujer que espera está perdiendo un tiempo valioso que no recuperará jamás. ¿Merece la pena? Solo ella tiene la respuesta…