Crisis epiléptica: qué es y cómo actuar

Como dato estadístico, el 3% de la población va a padecer a lo largo de su vida al menos una crisis epiléptica. Por tanto, es una enfermedad muy frecuente, siendo la segunda causa neurológica por la que las personas acuden a urgencias.

La epilepsia es una enfermedad cerebral no transmisible, crónica, que afecta a personas de todas las edades. Además, en todo el mundo, unas 50 millones de personas la padecen, y cerca del 80% de los pacientes viven en países de ingresos bajos y medianos.

A continuación, explicaremos qué es una crisis epiléptica y cómo se puede mantener a una persona segura hasta que la crisis termine por sí misma.

¿Qué es una crisis epiléptica?

Como definición, una crisis epiléptica es un conjunto de síntomas diversos, desde síntomas que pueden pasar desapercibidos hasta manifestaciones que, popularmente, llamamos convulsiones: contracciones generalizadas del cuerpo con pérdida de conciencia.

Curiosamente, estos síntomas se deben a que un grupo de neuronas de nuestro cerebro deciden activarse a la vez y realizar su actividad de forma excesiva y anormal. Podemos diferenciar dos tipos de crisis epilépticas:

• Crisis sintomática aguda: una lesión fuera o dentro de nuestro cerebro causa la crisis. Un traumatismo cerebral, una enfermedad cerebrovascular, una infección en el cerebro, fiebre, una intoxicación o desequilibrio de sales y azúcares de la sangre pueden causarnos este tipo de crisis.
• Crisis no provocadas: comúnmente se conoce como epilepsia. 6 de cada 10 personas que tienen crisis, se deben a una epilepsia sin causa identificable.

Según la ILAE (Liga Internacional contra la Epilepsia), la epilepsia es una alteración del cerebro que predispone a que la persona tenga más de una crisis epiléptica a lo largo de su vida. Esto acarrea consecuencias a nivel neurológico, psicológico y social. Es decir, cualquiera de nosotros puede presentar crisis epilépticas, pero no todos desarrollaremos una epilepsia.

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Tipos de crisis epilépticas: signos y síntomas

En primer lugar, hay que saber que existen dos grandes tipos de crisis epilépticas: crisis generalizadas y crisis parciales o focales.

Crisis generalizadas

Desgraciadamente, la actividad anormal se da en todo el cerebro y suele cursar con pérdida de conciencia:

• Ausencias: suele darse en niños y jóvenes. El individuo pierde la conciencia durante unos segundos, sin otra manifestación clínica, y durante este intervalo no suele contestar, está desconectado del entorno. No se desmayan ni tienen contracciones musculares; simplemente dejan de hacer lo que estaban realizando y se quedan con la mirada fija.
• Crisis mioclónicas: este tipo de crisis generalizada no tiene pérdida de conciencia. Presenta una sacudida muscular de las extremidades, normalmente de ambas manos.
• Tónicas: se presenta como una única contracción tónica súbita. El cuerpo se pone rígido como una tabla con pérdida de conciencia.
• Tónico clónicas: es lo que normalmente asociamos como crisis epiléptica. Primero, tiene una fase de contracción tónica, y después se sigue con contracciones clónicas -sacudidas musculares. Siempre se acompaña de pérdida de conciencia. Frecuentemente, se muerden la parte lateral de la lengua y hay relajación de esfínteres. Suele durar entre 1 y 2 minutos, y posteriormente hay un periodo de varios minutos de confusión.

Crisis parciales o focales

En este caso, la actividad anormal solamente ocurre en un grupo específico de neuronas. Dependiendo de la región afectada tenemos determinados síntomas, por ejemplo alucinaciones visuales, olfatorias, sacudidas de una sola mano.

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¿Cómo se debe actuar?

Si presenciamos una crisis epiléptica hay que hacer lo siguiente:

• Con cuidado se debe recostar a la persona en el suelo, o en un área donde no haya objetos duros o filosos alrededor. La cabeza debería estar sobre algo suave y plano.
• Hay que voltear a la persona hacia un costado para mejorar la dinámica respiratoria.
• Desajustar objetos que pudiesen estar alrededor del cuello, ya que resultan peligrosos en medio de los movimientos.
• Permanecer con la persona hasta que haya pasado la crisis.

¿Qué no se debe hacer?

Más allá de lo que debería hacerse en esos momentos, es importante saber qué precauciones tomar para no cometer errores que compliquen la evolución de la persona. Una prioridad es no intentar realizar reanimación cardiopulmonar.

La persona no debe ser sujetada durante la crisis epiléptica, ni tampoco se tienen que introducir objetos en la boca intentando tomar la lengua. Es preferible que la crisis suceda con la persona volteada hacia un costado, y que esa misma posición acomode la lengua.

Tampoco se deberían ofrecer alimentos a la persona en el momento inmediato posterior. Los líquidos tampoco, al menos hasta que corroboremos que el afectado se encuentra alerta.