Las 3 grandes diferencias entre la ansiedad y el estrés

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Jun 30, 2020   Bienestar

La ansiedad y el estrés no son lo mismo. Sin embargo, al compartir en ocasiones una misma sintomatología es común no poder diferenciar entre un trastorno el otro.

Asimismo, también es habitual que gran parte de la población no conozca en profundidad este tipo de condiciones psicológicas. Lo único que percibimos es el malestar físico y psicológico, es la angustia y la sensación de que estamos perdiendo el control de nuestra realidad.

Por otro lado, cabe destacar algo importante. Tanto la ansiedad como el estrés pueden a su vez presentarse de muy diversas formas (hay trastornos de estrés postraumático, hay ataques de pánico, ansiedad generalizada, trastornos obsesivos compulsivos…)

Lo más importante en estos casos es solicitar ayuda experta. Una vez disponemos de un diagnóstico adecuado, podemos empezar a aplicar esas estrategias de gestión y afrontamiento que nos facilite el profesional especializado.

Veamos a continuación en qué se caracterizan estas dos condiciones.

1. La diferencia entre la ansiedad y el estrés está en el origen

En el 2001, Garnefski, Kraaij, y Spinhoven desarrollaron un nuevo instrumento, el CERQ, para establecer las diferencias entre la ansiedad, el estrés y la depresión. Así, y a través de un estudio se pudo clarificar un hecho importante: cada trastorno psicológico presenta un origen.

Veamos a continuación en qué se basa esta distinción.

mujer que sufre la ansiedad y el estrés

  • La ansiedad surge tras una sensación de miedo. Cuando se nos presenta una amenaza (real o no) nuestro organismo se pone en alerta y nuestra mente experimenta angustia y elevada preocupación. El origen por tanto de la ansiedad responde siempre a un hecho concreto: miedo a perder el trabajo, temor a que la pareja nos abandone, miedo a las alturas, a volar…
  • En cambio, el estrés aparece cuando sentimos que no tenemos estrategias para afrontar esos miedos. Cuando pensamos que no vamos a poder con ese problema, con esa angustia… En este caso el origen no está en ese estímulo externo si no en si nos vemos capacitados o no para gestionar esa dificultad.

2. La intensidad

Otra diferencia entre la ansiedad y el estrés está en la intensidad. Este es un dato interesante que no todo el mundo conoce y que sin embargo, nos ayudaría a manejar mejor estas realidades.

  • La ansiedad presenta una mayor intensidad psicológica y emocional que el estrés.
  • El estrés por su parte suele reducirse en cuanto se le ofrece a la persona una estrategia para controlarlo o cuando ese estímulo preocupante, desaparece. Por ejemplo, los estudiantes que se sienten estresados con los exámenes se sentirán mejor cuando los superen.
  • La ansiedad por su parte, puede seguir existiendo aunque ese estímulo preocupante no esté. Por ejemplo, las personas con fobias a las arañas, pueden seguir experimentando ese miedo de forma continuada y angustiante aunque ese estímulo no esté a su alrededor. El desgaste emocional y psíquico es más intenso.

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3. Las presiones sociales generan estrés; las creencias, ansiedad

Otra de las grandes diferencias entre la ansiedad y el estrés es que la ansiedad es a menudo fruto de creencias que forman parte del punto de vista que tenemos respecto al mundo.

  • Por ejemplo, si me han trasmitido desde la infancia la idea de que no me puedo fiar de la gente, creceré con desconfianza y no me sentiré seguro en el teatro de la vida social.
  • Nuestros esquemas de pensamiento pueden alzarse ante nuestros peores enemigos a la hora de experimentar ansiedad.
  • El estrés por su parte, surge ante esos eventos de mi entorno que en un momento dado, me superan y que no sé cómo manejar. Por ejemplo: exceso de trabajo, familiares de los que debo responsabilizarme…

Vivir sin ansiedad y estrés, ¿es posible?

Mujer feliz que se libera de la ansiedad y el estrés

Ahora que hemos visto las diferencias entre la ansiedad y el estrés, así como los contextos en los que pueden desarrollarse, nos surge una pregunta: ¿Se puede vivir sin ansiedad y estrés?

  • La respuesta es «no», pero lo que sí se puede hacer es atenuar lo que estas condiciones nos provocan.
  • Nada es tan importante como habilitarnos como buenos gestores de nuestras emociones para tener control sobre ellas.
  • Asimismo, también debemos entender un aspecto: la ansiedad y el estrés son necesarios para nuestra subsistencia. Son esas reacciones que reguladas en un nivel óptimo, nos permiten reaccionar mejor ante los desafíos de la vida.

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No se trata por tanto de reducir al máximo estas dimensiones, debemos convivir con ellas, hacerlas nuestras, navegar con ellas con equilibrio, optimismo y resolución comprendiendo cuál es su misión.

Asimismo y para concluir, conviene recordar que para manejar mucho mejor estos estados siempre es conveniente consultar con los profesionales especializados.