Hacer un francés: una práctica sexual para disfrute de ambo

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Jun 30, 2020   Pareja

En el sexo no todo se reduce a la penetración. Existen muchas otras prácticas que pueden resultar sumamente placenteras para la pareja, como por ejemplo el sexo oral. Y a propósito de esto, ¿has recibido alguna vez un francés?

«Hacer un francés» es dar sexo oral de una forma muy erótica. Se trata de una técnica en la cual la lengua y los labios del amante recorren cada rincón de los genitales de su compañero para estimular al máximo sus sentidos y así, ayudarle a alcanzar el orgasmo.

Hay quienes opinan que se trata de «una buena forma de brindar sexo oral» puesto que combina el aplicado al hombre, la felación, con el placer abocado a ella, el cunnilingus.

Esta técnica originada en Europa enciende las camas en todo el mundo. Aprende a hacer un francés, una práctica sexual para que ambos disfrutéis.

hacer un francés

Hacer un francés: una práctica sexual para que ambos disfrutéis

Quizás hayas oído la expresión y no sepas de qué se habla. «Hacer un francés” consiste en sexo oral para el disfrute de ambos amantes. Se llega a alcanzar el orgasmo, gracias a las sensaciones que las caricias con la boca, la lengua y los labios producen sobre los genitales.

La técnica tiene sus orígenes en el siglo XIX con el surgimiento de los primeros burdeles en Europa, especialmente en Francia. Las prostitutas alcanzaron fama debido a la calidad de las felaciones que ofrecían. El sexo oral fue bautizado como «hacer un francés».

En otras palabras, la buena práctica de las meretrices de la época popularizó la expresión con la que hoy, gran parte de las parejas, incendia sus camas. Además de coches, alta costura y elegantes joyas, la clase alta contaba con servicios de prostitución de gran nivel.

En un principio, la expresión se refería únicamente al sexo oral aplicado a ellos. Pero el cambio de los tiempos, abarcó igualmente el placer proporcionado a la mujer a través del cunnilingus

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sexo oral- hacer un francés

Cómo hacer un francés

Interés y ganas son los principales ingredientes  para disfrutar de un buen francés.  Ahora vamos a la técnica paso a paso.

  1. La posición ideal para hacer el francés es el popular 69, ambos acostados en posiciones inversas. Mientras la cabeza de la mujer está a la altura de la zona íntima del hombre, la cabeza de él se encuentra justo al alcance de la vagina de ella.
  2. La mujer toma el pene con contundencia y lame desde la base recorriéndolo entero. A su vez, el hombre le estimula la vagina con sus manos. De este modo se van excitando poco a poco.
  3. Se acompañan las lamidas con besos suficientemente húmedos. La saliva en el francés ayuda a la lubricación.
  4. La mujer introduce el pene en su boca hasta lo que más cómodo le resulte. A su vez, combina la succión con lametones. Mientras, el hombre pasa su lengua eróticamente por la entrepierna, el monte de Venus y los labios vaginales hasta llegar al clítoris.
  5. Se acarician y besan con suavidad, aumentando el placer poco a poco. El placer se potencia con la ayuda de las manos, ella hace presiones en el pene y él introduce uno o dos dedos en su vagina.
  6. Ambos amantes deben incrementar la intensidad de los movimientos. Lo harán, hasta conseguir llegar al momento máximo de la relación. Un orgasmo mutuo, será el mayor premio que puede proporcionar un buen francés.

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Mujeres amigas.

Consejos para potenciar el placer

Para deleitar a la pareja con un buen francés, es importante no ir directamente al punto álgido del placer.  Debes tomarte tu tiempo y empezar por besar su cuerpo. De esta manera, cuando llegues a la zona íntima, esta se encontrará mucho más excitada.

Aunque el pene, sea la zona a la que le tiene que dedicar el mayor tiempo. Resulta de mucha ayuda que la mujer no se concentre solo en ese punto. Además, es aconsejable acariciar con la lengua y tocar los testículos, el perineo y la ingle.

Es importante mantener el contacto visual siempre que sea posible. Esto se conseja porque intensifica la excitación. Además, da conocimiento sobre cómo lo están pasando ambos. El acompañamiento con palabras y gemidos genera mayor placer.