5 conceptos de Sigmund Freud sobre el sexo

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Jun 30, 2020   Pareja

Son muchos los preceptos del padre del psicoanálisis que continúan empleándose en la actualidad. El amor y la sexualidad fueron temas recurrentes en este personaje tan conocido a nivel mundial. Por ello, a continuación te contaremos sobre los conceptos de Sigmund Freud sobre el sexo.

De vez en cuando surgen nuevas polémicas relacionadas a los preceptos de Sigmund Freud. La interpretación de los sueños, el complejo de Edipo, el ‘súper yo’ y el inconsciente son algunas de sus teorías más estudiadas aún hoy.

Freud es mundialmente conocido por haber estudiado diferentes trastornos psicológicos, a través del diálogo con sus pacientes. Y tanto en su época como en la actualidad, ha conseguido dejar una marca bastante polémica en la sociedad. En especial, en lo que respecta al sexo.

Las diversas teorías de Sigmund Freud sobre el sexo son muy polémicas y por supuesto han sido desacreditadas, en varias oportunidades, por muchos filósofos, médicos y religiosos.

Los conceptos de Sigmund Freud sobre el sexo

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Para empezar, hay que tener en cuenta que, en el psicoanálisis no es lo mismo la sexualidad que la genitalidad. La primera es un concepto amplísimo, que abarca diferentes modos de relacionarnos con los demás, incluyendo por supuesto lo genital; es decir, la penetración o el coito.

Veamos a continuación otras ideas de Freud sobre el sexo.

1. El placer

Solemos relacionar al placer con el sexo. Sin embargo, también aparece en otras etapas y situaciones de la vida. Según Freud, los niños luchan por satisfacer sus necesidades y evitar el ‘displacer’ que sería lo contrario al goce.

El placer entonces es la fuerza que nos guía para identificarnos como personas y cumple con nuestras necesidades básicas de supervivencia. En nuestro inconsciente es donde aparece lo placentero (o la búsqueda de algo que nos lo ofrezca) y en la consciencia opera la realidad.

Algo real es opuesto al placer porque nos hace dar cuenta de que vivimos con otras personas y que no siempre podemos cumplir con nuestros deseos. Así es como al crecer, reprimimos las ansias de solo hacer aquello que es placentero para nosotros mismos.

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2. La libido

Relacionado al concepto anterior, podemos hablar de otro tema tabú de Sigmund Freud sobre el sexo. Según él, los impulsos sexuales comienzan en la niñez y luego aumentan en la adultez y son encauzados a través de una energía llamada ‘libido’.

Esta se manifiesta sobre un objeto o un individuo con una sola intención: la actividad sexual. Pero no toda la libido ‘va a parar’ a un mismo destinatario. También puede aparecer en los lazos afectivos familiares y sociales con el propósito de sobrevivir.

3. Las etapas de la sexualidad

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Para Freud, el sexo comienza desde que nacemos y se manifiesta de diferentes maneras. Él separaba las pulsiones en dos: sexuales y de autoconservación. Las últimas están presentes en la niñez y las primeras en la adultez.

También el ‘padre del psicoanálisis’ ha indicado que existen diferentes etapas de la sexualidad, casi todas experimentadas cuando somos pequeños y que luego se mantienen al madurar.

La primera es la etapa oral, donde el objeto de satisfacción es la boca. La segunda es la anal (control de esfínteres), la tercera es la fálica (en los niños a través del pene y en las niñas del clítoris).

La cuarta es la latente -cuando nos dedicamos a las actividades intelectuales y dejamos de lado la exploración sexual- y la última es la genital, la cual coincide con la entrada a la pubertad y donde nuevamente se explora la sexualidad a través del coito.

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4. El Complejo de Edipo

Otra de las ideas de Sigmund Freud sobre el sexo que más controversia ha generado ha sido en torno a la relación entre madre e hijo. Según un mito de la Antigüedad, Edipo fue un hombre que llegó a matar a su propio padre porque se enamoró de su madre. Por ende, este complejo toma su nombre de este personaje trágico.

Según el psicoanalista, “los deseos sexuales hacia la madre son más intensos que el afecto hacia el padre, quien es percibido como un obstáculo”. El complejo de Edipo afirma que un hijo varón quiere ‘seducir’ a la progenitora y que sin dudas esto acarrea un conflicto con el padre.

Comienza durante la etapa fálica como una respuesta a la ‘seducción’ materna, luego de que el niño haya conocido su cuerpo y sus áreas placenteras. En ese entonces niega la presencia del padre, al considerarlo una amenaza de esa unión madre-hijo. El complejo de Edipo suele reducir su intensidad en la etapa latente y desaparecer para la fase genital.

Si bien Freud solo ha hablado de los casos entre niños y sus madres, posteriormente se desarrolló la teoría con las niñas y los padres, conocida como ‘el complejo de Electra’ y que sería la versión femenina de la historia.

5. El erotismo

Finalmente, no podemos dejar de lado uno de los conceptos de Sigmund Freud sobre el sexo que además está relacionado con la teoría del ‘ello, yo y súperyo’. Con esta idea, se intentó explicar el funcionamiento psíquico humano. El ello es el inconsciente, el superyo es lo moral y el yo es el que media entre ambos.

¿Qué tienen que ver estos tres con el erotismo? Según el psicoanalista, todo. El erotismo es el equilibrio entre lo estético y lo moral en el cual intervienen impulsos no canalizados de deseo y que se reprime en base a los preceptos de la sociedad. Por lo tanto, podría ser el análogo del ‘yo’.

A tener en cuenta

Freud fue y sigue siendo un personaje polémico. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una mala figura. Al contrario, sirve como punto de referencia para reflexionar y construir una actitud crítica.