Todo lo que hay que saber sobre el parto en el agua

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Jun 30, 2020   Maternidad

En los últimos años somos testigos de que cada vez más mujeres prefieren un parto diferente al tradicional. Así, muchas gestantes se deciden por dar a luz en casa o por el parto en el agua.

En efecto, el parto en el agua es una opción que cada vez se hace más hueco, aunque aún no son muchos los centros sanitarios que lo permiten o disponen del equipamiento necesario.

En este artículo te invitamos a conocer un poco más sobre el parto en el agua, sus beneficios y las cuestiones a tener en cuenta.

El parto en el agua

Mujer embarazada en una bañera
El parto en el agua proporciona un mayor control a la mujer y reduce el dolor.

Según la Federación de Matronas de España: «La inmersión en agua caliente es un método eficaz de alivio del dolor durante el parto», especialmente durante la fase tardía de la primera etapa del trabajo de parto. Consiste en dar a luz mientras el abdomen de la gestante se encuentra sumergido en el agua.

Por tanto, el objetivo primordial del parto en el agua es aliviar el dolor. En efecto, la inmersión en el agua es considerada un tratamiento no farmacológico del dolor que permite una mayor sensación de control en la madre.

Este método fue primeramente estudiado en el Reino Unido, llegándose a la conclusión de que los beneficios podían ser tales que una bañera para este procedimiento de inmersión debía ser una opción disponible en los hospitales y clínicas del país.

Por desgracia, en la mayoría de países, esta posibilidad no se encuentra disponible. Es decir, no se dispone en los centros públicos de bañeras específicas para el trabajo de parto, ni de los medios necesarios como, por ejemplo, un software para poder realizar el registro cardiotocográfico inalámbrico.

¿Cómo es el parto en el agua?

Recien nacido saliendo del agua
Debemos asegurar un material médico adecuado para comprobar el estado del bebé en el nacimiento.

En primer lugar, para poder optar por este tipo de parto, es necesario contar con el equipamiento requerido, además de la presencia de un tocólogo y una matrona especializados.

  • El agua de la bañera debe encontrarse a una temperatura de 37 ºC. Si la temperatura es menor, quizás no se alcance la relajación. Por el contrario, si es superior, puede resultar contraproducente. No se recomienda que la embarazada permanezca en el agua más de 90 minutos seguidos, por lo que deberá salir y volver a entrar.
  • El agua debe cubrir el vientre, es decir, debe llegar hasta el pecho.
  • Por otra parte, lo ideal es entrar en la bañera cuando la dilatación se encuentre entre 3 y 5 centímetros. No obstante, no existe evidencia sobre si es mejor en un momento o en otro. La inmersión se encuentra indicada para la fase de dilatación. Por tanto, muchas prefieren no permanecer sumergidas durante el alumbramiento.
  • Debe tenerse a mano el equipamiento necesario. Es decir, un monitor inalámbrico que permita comprobar que el bebé viene bien. Si esto es así, el especialista puede preguntar a la madre si desea que el alumbramiento se lleve a cabo en el agua o no.
  • Si la madre decide permanecer sumergida, no existe evidencia de que este tipo de parto sea mejor que el parto fuera del agua. En cualquier caso, debemos saber que el bebé respira a través del cordón umbilical hasta el momento en que éste se corta. Por tanto, no hay peligro de que el neonato pueda ahogarse.

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Beneficios del parto en el agua

Dilatación en el agua

Según la Federación de Matronas, los beneficios de permanecer sumergida durante la fase de dilatación son los siguientes:

  • Mayor relajación perineal, vaginal y cervical.
  • Se facilita la movilidad y la adaptación de posiciones que favorecen el descenso fetal (cuclillas, rodillas).
  • La hidroterapia puede acortar el periodo de dilatación.
  • El feto se beneficia de una madre relajada, ya que se maximiza la perfusión de oxígeno placentario.
  • Facilita la relajación también debido a la ingravidez. Además, la vasodilatación leve que se produce en el agua reduce la presión arterial y aumenta el pulso materno, provocando un aumento de la oxigenación en el útero y el feto.
  • En el caso del alumbramiento, el agua favorece la transición del bebé desde el líquido amniótico al mundo exterior.
  • La mayor relajación y el alivio del dolor permiten que, en la mayoría de los casos, sea un parto natural sin necesidad alguna de anestesias.

¿Y cuáles son los riesgos o desventajas?

Las desventajas son realmente pocas. Entre ellas:

  • Existe mayor riesgo de hemorragia postparto.
  • Si existen complicaciones, para acceder a la atención médica hay que salir del agua, etc.
  • Quizás resulte incómodo entrar y salir del agua.

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Conclusiones

El parto del agua parece tener más ventajas que desventajas. Eso sí, en cualquier caso estará supeditado a cada embarazo y a si es de riesgo o no o presenta complicaciones. En este sentido, el ginecólogo será quien determine si es aconsejable o no.

Por lo demás, el parto en el agua cuenta con un beneficio más. Se trata de la capacidad de la madre de ser quien toma la decisión de cómo quiere dar a luz. Esto puede provocar que sienta más confianza en sí misma y así, también a lo largo del trabajo de parto.