Jun 30, 2020 Salud
El síndrome de la salida torácica comprende una serie de alteraciones en las que los vasos sanguíneos y los nervios aparecen comprimidos en una región corporal. Hablamos del espacio situado entre la primera costilla y la clavícula.
Tipos del síndrome de la salida torácica
Podemos diferenciar varios subtipos dentro de esta patología, según las características que presenten:
- Vascular. El trastorno puede ser venoso (se aplastan una o más venas) o arterial (si se comprimen una o más arterias).
- Neurogénica. En este caso, son los nervios los que están siendo apretados entre las dos estructuras óseas.
- No específica o indeterminada. Por otro lado, puede que el equipo médico sea incapaz de señalar la causa de la alteración que afecta a los sujetos.
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Síntomas del síndrome de la salida torácica
Podemos mencionar una serie de alteraciones o síntomas asociados a cada subtipo de la patología:
1. Síndrome de la salida torácica vascular
La presión añadida sobre los vasos sanguíneos alteran su función de manera que ciertas regiones corporales no reciben el flujo sanguíneo usual. Por ejemplo, se pueden llegar a desarrollar las siguientes complicaciones:
- Palidez e incluso tonalidad azulada sobre el brazo alterado.
- Sensación de debilidad y entumecimiento tanto en el cuello como a lo largo de la extremidad lesionada.
- Palpitaciones o percepción de pulso fuerte en la región donde se encuentran los vasos sanguíneos dañados.
- También es posible que se formen coágulos en esta región corporal.
- Dificultad o presencia de problemas para tomar el pulso en la muñeca del brazo modificado por la enfermedad.
2. Síndrome de la salida torácica neurogénica
- Mano de Gilliatt-Sumner y sensación de debilidad en esta extremidad.
- Dolor o molestia que puede variar de intensidad y se puede localizar en el cuello, en los hombros y sobre la extremidad que afecte el síndrome.
Causas del síndrome de la salida torácica
Hasta el momento los especialistas han sido capaces de identificar una serie de causas que pueden desencadenar este problema. Así, entre las más comunes podemos señalar:
- Sobrepeso u obesidad. La masa corporal añadida que deben soportar las articulaciones las sobrecarga y pueden llegar a dañarse.
- Higiene postural o ergonomía descuidada. Asimismo, debemos prestar atención a las posiciones que mantiene nuestro cuerpo para evitar dañar las articulaciones que nos mantienen.
- Sufrir traumatismos o lesiones en la región corporal donde tiene lugar la patología.
- Estar embarazada, puesto que el cuerpo de las madres presentan una serie de modificaciones durante la evolución del bebé.
- Repetición de ciertos gestos o actividades. Durante la jornada laboral y la práctica de ciertas modalidades deportivas puede producirse este hecho. Por tanto, las estructuras que intervengan en tales movimientos pueden desgastarse progresivamente.
- Problemas congénitos. Algunas de estas alteraciones afectan a la estructura interna del sujeto como es el caso de generar una costilla añadida anterior a la primera.
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Diagnóstico de la salida torácica
Para realizar la identificación de esta patología, el equipo médico correspondiente puede llevar a cabo tanto un examen físico como otros procedimientos médicos.
Así, durante el examen físico se comprueban los síntomas que el sujeto pueda padecer y se comprueba su historial clínico y la existencia de antecedentes. Se denominan antecedentes a los parientes de la persona que hayan padecido el trastorno determinado.
Por otra parte, se pueden realizar otras pruebas como el análisis de sangre y de orina junto a la obtención de imágenes internas. Por ejemplo, se pueden formar mediante ecografías, radiografías, resonancias magnéticas (RM) etc.
También puede utilizarse un estudio de la conducción nerviosa en la que se analiza la transmisión nerviosa o función de ciertos nervios que podrían estar dañados.
Tratamiento del síndrome
Actualmente, no existe ninguna cura definitiva para este trastorno. Sin embargo, se han desarrollado una serie de tratamientos que calman en gran medida los síntomas y mejoran la calidad de vida del sujeto. Por ejemplo:
- Sesiones de fisioterapia.
- Fármacos analgésicos, antiinflamatorios, etc.
- Intervenciones quirúrgicas (en los casos más graves).
En definitiva, el tratamiento más efectivo para esta patología es sintomático, pero no curativo. De cualquier modo, si usted sospecha que puede padecer alguno de los síntomas mencionados anteriormente, le recomendamos que consulte su equipo médico lo antes posible.
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