Trastorno de la personalidad antisocial

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Jun 30, 2020   Salud

El trastorno de la personalidad antisocial (TPA), es también conocido como sociopatía. Además está catalogada como una enfermedad psiquiátrica. Se caracteriza por un patrón prolongado de manipulación, explotación y violación de los derechos ajenos en favor de los propios.

La persona que lo padece ignora los sentimientos de los demás y no le importa quebrantar las leyes para obtener algún beneficio. También tiende a tratar a otros con una cruel indiferencia y no muestra culpa ni remordimientos por sus conductas.

Como ocurre con los psicópatas, muchos se muestran extrovertidos y tienen cierta facilidad  para establecer relaciones. Pero esto solo ocurre a nivel superficial. Debido a sus conductas, no consiguen adecuarse a la sociedad y tienen problemas a nivel personal, laboral y social.

Causas del trastorno de la personalidad antisocial

Establecer las causas del trastorno de la personalidad antisocial es un complejo proceso en el que se reúnen varios factores. No hay que ignorar que la personalidad se forma durante la infancia y se ve moldeada por las interacciones que se dan a lo largo del desarrollo.

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Se desconoce el origen exacto de este trastorno, pero se piensa que podría tener su origen en la genética y en las vivencias de la infancia.

Aunque hasta el momento no hay una causa exacta para explicarlo, se cree que los genes hacen vulnerable a la persona. Otra hipótesis sugiere que las conductas son el resultado de un cambio en el funcionamiento del cerebro o problemas de activación frontal y prefrontal.

En todos los casos se estudian posibles detonantes psicosociales, ya que es frecuente que los afectados tengan antecedentes de maltrato o descuidos durante la infancia. Asimismo, hay riesgo en quienes tienen padres excesivamente permisivos. El problema es que se acostumbran desde muy corta edad a hacer su propia voluntad, sin importar las consecuencias. En resumen, los factores que aumentan el riesgo de trastorno de la personalidad antisocial son:

  • Diagnóstico de trastorno de la conducta en la infancia.
  • Antecedentes familiares de trastorno de la personalidad antisocial u otros trastornos de la personalidad.
  • Haber sufrido episodios violentos en la niñez.
  • Vida familiar inestable o caótica.
  • Padres ausentes o demasiado permisivos.

Síntomas del trastorno de la personalidad antisocial

El trastorno de la personalidad antisocial se diagnostica a partir de los 18 años de edad. No obstante, muchos de sus síntomas se empiezan a notar durante la adolescencia. A veces, debido a su falta de atención, el afectado desarrolla conductas delictivas y violentas que pueden ser peligrosas tanto para sí mismo como para la sociedad. Los síntomas incluyen:

  • Indiferencia sobre lo que está bien y lo que está mal.
  • Mentiras y engaños para manipular a otros o simplemente por placer.
  • Ser cruel, cínico e irrespetuoso con los demás.
  • Arrogancia y aires de superioridad.
  • Ser demasiado obstinado.
  • Falta de honestidad e intimidación de otros (violación de derechos).
  • Impulsividad y fracaso por la falta de planificación.
  • Falta de remordimiento por dañar a otros.
  • Irritabilidad y agresividad, incluyendo peleas físicas constantes.
  • Relaciones abusivas o tóxicas.
  • Irresponsabilidad en el trabajo o en el ámbito financiero.
  • Violaciones graves de las normas sociales.
  • Agresión hacia los animales.
  • Destrucción de la propiedad.

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Diagnóstico

A menudo, las personas con trastornos de la personalidad antisocial se niegan a aceptar que necesitan ayuda. Sin embargo, pueden requerir atención profesional, sobre todo cuando presentan síntomas de depresión y ansiedad constante.

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Este es un trastorno de difícil diagnóstico y tratamiento que puede acompañar a la persona durante toda su vida.

Los síntomas no suelen ser precisos y en ocasiones se confunden con otras patologías mentales. Por eso, uno de los factores claves para su diagnóstico es el análisis de la manera en que se relaciona la persona afectada con los demás.

Con la autorización apropiada, tanto familiares como amigos pueden aportar información útil. Después, tras realizar una exploración física para descartar otras posibles enfermedades, el médico puede dar el diagnostico con una minuciosa evaluación psicológica.

Tratamiento del trastorno de la personalidad antisocial

Por desgracia, el trastorno de la personalidad antisocial es muy difícil de tratar. A pesar de esto, algunas personas consiguen llevar una mejor calidad de vida cuando acceden a terapias psicológicas y hacen un seguimiento constante de su problema.

El tratamiento varía en cada caso en particular. Hay que tener en cuenta la gravedad de los síntomas y la disposición de la persona en dejarse ayudar. También si hay crisis por cambios bruscos del estado de ánimo o si hay abuso de drogas.

Psicoterapia

Las terapias psicológicas se utilizan para ayudar a manejar la ira y los episodios violentos en la persona con trastorno de la personalidad antisocial. Pueden ser individuales, familiares o grupales. Por suerte incluyen una serie de estrategias para mejorar la salud mental y los comportamientos en el entorno social.

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Las personas que sufren de este trastorno tienden a rechazar el tratamiento, sin embargo, es importante seguirlo para controlar los episodios violentos.

No obstante, esta medida no siempre es eficaz, sobre todo si los síntomas son intensos o si la persona no consigue reconocer que está teniendo problemas graves.

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Medicamentos

De momento no hay medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos para tratar el trastorno de la personalidad antisocial. Sin embargo, según el caso, se pueden sugerir fármacos para combatir síntomas específicos como la ira y la depresión.

Los antipsicóticos suelen dar resultados positivos en el tratamiento de esta condición. También es común la administración de antidepresivos para estabilizar el estado de ánimo.

El pronóstico del trastorno de la personalidad antisocial es incierto. Mientras que algunos consiguen reducir los síntomas con el paso del tiempo, otros los mantienen de por vida. No está claro si la capacidad de control se debe a la edad o a la concienciación sobre las consecuencias del comportamiento antisocial.