Toracostomía con tubo: preparación del paciente

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Jun 30, 2020   Salud

La toracostomía es un procedimiento que puede llegar a salvar la vida de un paciente. En ella, se drena aire, sangre u otros fluidos que se encuentren en la cavidad pleural de la persona.

Asimismo, la pleura es un conjunto de capas que envuelven y protegen a los pulmones. También posee un líquido lubricante que reduce la fricción entre las capas en los movimientos de expansión y compresión de estos órganos.

De cualquier manera, existen numerosas condiciones médicas en las que este espacio puede almacenar de manera anormal aire u otros compuestos. Así, se alteran las funciones habituales que realiza el sistema respiratorio.

En este caso, el procedimiento se basa en la utilización de un tubo o sonda pleural para drenar la cavidad. Sin embargo, existen otras técnicas de toracostomía que implican el uso de una aguja para liberar el espacio torácico.

¿En qué condiciones se realiza?

Actualmente, el equipo médico ha sido capaz de identificar una serie de afecciones que pueden resolverse empleando esta técnica. Entre ellas podríamos destacar:

  • Neumotórax.
  • Derrame pleural.
  • Hemotórax.
  • Complicaciones tras una intervención quirúrgica del sistema respiratorio.

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¿Se necesita una preparación previa?

Operación quirúrgica.

Al igual que en otras intervenciones, se deberá informar al equipo médico de las enfermedades que padezca el paciente. Asimismo, se deberán comentar los medicamentos que toma con regularidad y cualquier dato que pueda ser de gran importancia médica. Por ejemplo, si la persona piensa que podría estar embarazada, si se encuentra en el periodo de lactancia etc.

También es importante comunicar a los especialistas cualquier alergia. Tanto de un medicamento como de un material puesto que puede formar parte del instrumental quirúrgico a usar.

Normalmente, se identifica la localización de la afección con ayuda de métodos de obtención de imágenes internas. Es el caso de las radiografías, las ecografías o los TAC (tomografía axial computarizada) de la región torácica.

De manera usual, los pacientes suelen permanecer despiertos durante la toracostomía con sonda pleural. Sin embargo, existen casos clínicos en los que la técnica se lleva a cabo junto a otros procedimientos a tórax abiertos. En estas condiciones, el paciente se encuentra anestesiado para evitar las fuertes molestias.

Si el paciente es un niño o un joven, es posible que el equipo médico recomiende el uso de un sedante suave para minimizar los dolores. De esta manera, los pacientes sienten una ligera sensación de somnolencia durante el proceso.

Como en otras ocasiones, los especialistas desinfectarán la zona donde se lleve a cabo el procedimiento. También inyectarán un anestésico local con ayuda de una aguja.

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Después de la intervención

Tras realizar la toracostomía con éxito, los expertos mantendrán sujeta la sonda pleural con ayuda de una costura y una gasa esterilizada. El paciente suele permanecer de costado durante toda la cirugía.

La persona deberá ser supervisada en todo momento dentro de un centro especializado como un hospital. De esta manera, se pueden comprobar las constantes vitales del paciente y revisar la evolución del mismo. Por norma general, el individuo podrá ventilar con más facilidad a partir de la introducción de la sonda pleural.

Por otra parte, los especialistas podrán revisar la presencia de complicaciones derivadas de la técnica. La entrada de aire en la cavidad pleural o neumotórax ,por ejemplo, u otras alteraciones del sistema respiratorio. También podrán comprobar la firmeza o la sujeción del tubo al tórax del individuo.

Es posible que después de la intervención se presenten molestias que dificulten la respiración normal. Sin embargo, el equipo médico podrá administrar medicamentos si es necesario y le comunicará cuándo puede variar la posición.

Finalmente, el médico correspondiente decidirá en qué momento se deberá extraer la sonda pleural. En este momento, se le indicará al paciente cómo debe respirar para sacar el tubo con facilidad. El proceso no conlleva molestias, por ello, no es necesario el uso de medicamentos calmantes.

Tras retirar por completo la sonda se colocará una venda limpia sobre la incisión. Por otra parte, se le informará al paciente sobre cómo debe cambiarse la venda y con cuánta frecuencia. El resultado final suele ser una cicatriz de tamaño reducido sobre el área del corte.