Las dietas altas en grasas: ¿cómo nos influyen?

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Jul 01, 2020   Dietas

Las dietas altas en grasas resultan bastante populares a la hora de perder peso. Las corrientes dietéticas actuales apuestan por reducir la ingesta de carbohidratos, dada la asociación de estos nutrientes con el desarrollo de ciertas enfermedades metabólicas a largo plazo.

Para compensar la pérdida de calorías se aumentan las ingestas de proteínas y grasas. Estos cambios originan una serie de consecuencias metabólicas. Se reduce la disponibilidad de los azúcares y se utilizan los ácidos grasos como sustrato energético principal.

La función de la cetosis

El mecanismo que permite llevar esto a cabo se denomina cetosis. Es una desviación de las vías metabólicas de producción de energía hacia formas de empleo de los lípidos.

Incrementar la ingesta de grasas puede ser beneficioso para el tratamiento o la prevención de ciertas enfermedades, como las dislipemias y la diabetes. No obstante, existen varias corrientes dentro de este tipo de dietas. Las más extremistas defienden la supresión total de los carbohidratos, lo cual puede no resultar válido para todas las personas.

Uno de los motivos por los cuales se han popularizado las dietas altas en grasas es por su potencial a la hora de mejorar la composición corporal del individuo. Así lo afirma un artículo publicado en la revista Obesity Reviews, donde se defiende la utilización de este tipo de patrones de alimentación a la hora de reducir la grasa corporal.

La eficacia de estas dietas reside en que no restringen porciones de alimentos. El individuo puede comer lo que desee; lo único que se limitan son los productos incluidos en la alimentación.

dietas altas en grasas y composición corporal
Las dietas altas en grasas tienen potencial para modificar la estructura corporal

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Más grasas para un mejor perfil lipídico

Aunque parezca contradictorio, las dietas altas en grasa consiguen mejorar el perfil lipídico de las personas. Esto se debe a que el aporte regular de los ácidos grasos mono y poliinsaturados es capaz de aumentar los niveles de la lipoproteína HDL.

Los efectos antiinflamatorios de estos lípidos son beneficiosos a la hora de reducir el riesgo cardiovascular, tal y como se afirma en un artículo publicado en la revista Nutrients.

Reducir la ingesta de carbohidratos se asocia con una menor obesidad, lo cual presenta un rol protector sobre las enfermedades de tipo cardiovascular. Además, el riesgo de diabetes se ve también reducido.

Incluso, se trata de un protocolo válido para mejorar el control de la curva de glucosa en individuos que ya han desarrollado diabetes. Aumentar la ingesta de grasas y reducir la de carbohidratos se traduce en una disminución de las necesidades de insulina.

Efectos sobre la microbiota

No obstante, aumentar descontroladamente la ingesta de grasa también impacta sobre la calidad y la diversidad de la microbiota intestinal. Si no se asegura el aporte de fibra y de probióticos en este tipo de alimentación, para favorecer la fermentación a nivel del intestino delgado y grueso, la flora interna sufre.

Además, la procedencia de las grasas también influye sobre los cambios en la microbiota. Mientras que los ácidos grasos mono y poliinsaturados no suponen una reducción de la biodiversidad, los lípidos de tipo trans cuentan con más efectos adversos.

lípidos y microbiota intestinal
La microbiota intestinal es sensible a los diferentes lípidos ingeridos y sus orígenes

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Dietas altas en grasas: una opción a tener en cuenta

Cuando hablamos de dieta alta en grasas, la opción más adecuada supone buscar un término medio. No se trata de restringir totalmente los carbohidratos; al menos no como medida general. Con reducir su presencia en favor de las grasas sería suficiente.

De este modo se optimiza la adherencia a la dieta, al tiempo que se consiguen cambios beneficiosos en el perfil lipídico del individuo y en los marcadores asociados con la salud metabólica. Es fundamental garantizar la presencia de fibra en esta clase de dietas, pues su déficit puede impactar de manera negativa en la diversidad de la flora intestinal.

Por último, es necesario controlar la procedencia de las grasas. Se sabe que el aporte de lípidos mono y poliinsaturados es beneficioso para el organismo. Respecto a la ingestas de grasas saturadas todavía existe controversia en la literatura.