Jun 30, 2020 Bienestar
La llegada del verano renueva la voluntad de lucir un bello bronceado. Para muchas personas, también es sinónimo de molestias por la exposición excesiva al sol. Para ser prevenido y saber proteger la piel en la estación más calurosa del año, es indispensable tener en cuenta los cuidados de la piel tras un día de playa.
Sobran motivos para justificar un buen cuidado de la piel. Es el órgano más extenso del cuerpo humano y también uno de los más importantes. Puesto que representa el primer escudo del organismo contra las amenazas del mundo externo. Y no solamente nos protege de microorganismos, sino también de los efectos dañinos de los rayos solares.
Cuidar de forma adecuada la piel en verano requiere ir más allá de la estética y de la higiene personal básica. Y gracias a la intensidad de los rayos UVA y UVB es necesario reforzar especialmente los cuidados de la piel tras un día de playa.
5 formas sencillas de mejorar los cuidados de la piel tras un día de playa
Antes que nada, es importante entender que un buen bronceado es resultado de una exposición al sol, continua y gradual. Esto genera una pigmentación de la piel gracias al incremento en la producción de la melanina.
Cuando la piel se pone colorada ya es un síntoma de la exposición desmedida a los rayos solares, lo que representa una agresión al organismo. El resultado son reacciones como ardor, hinchazón y hasta quemaduras más graves. Para evitar esos efectos, basta seguir estas 5 formas sencillas de mejorar los cuidados de la piel tras un día de playa.
1 – Protector solar obligatorio
Su uso es obligatorio para garantizar la debida protección durante el baño de sol. Los demás cuidados pueden mejorar los efectos da la exposición. Sin embargo, solamente el uso de protector solar es capaz de disminuir la intensidad de la incidencia de los rayos solares sobre la piel.
Hay que recordar que los rayos UVA son relacionados con la pigmentación de la piel. Los llamados UVB participan del envejecimiento de las células. Ambos pueden ser dañinos y cancerígenos al organismo, en caso de que la exposición a los mismos no sea controlada.
Se recomienda consultar un dermatólogo para saber cuál factor de protección necesita su piel.
Ver también: Aprende a preparar tu protector solar natural
2- Baños de sol en horarios recomendados
Los dermatólogos afirman que una exposición saludable al sol debe suceder entre las 07 a.m. y las 11h a.m. o a partir de las 04 p.m. (16h). En estos horarios la intensidad de los rayos solares es considerablemente menor.
Otra recomendación de los especialistas es no exponerse directamente. La exposición será bajo una sombrilla de playa. Además, hay que proteger ojos y cabeza con accesorios que disminuyan la incidencia de los rayos solares (gafas de sol, sombreros, pañuelos, etc.).
3- Baños fríos
Después de exponerse al sol, el organismo experimenta un aumento de su temperatura promedio. Por eso, el agua para el baño o ducha durante el verano debe ser a temperatura ambiente, ya que eso ayudará a nivelar la temperatura del cuerpo.
4 – Hidratación diaria
La exposición al sol hace que parte del agua contenida nuestro organismo se evapore. Por eso, la piel se vuelve más seca en verano y puede presentar ralladuras o la sensación incómoda de “cambio de piel”.
Para evitar esas molestias, es muy importante hidratarse frecuentemente en los días calurosos. Tomar mucho líquido es esencial, así como evitar consumir alimentos salados o ricos en sodio, y usar una buena crema hidratante. En caso de exposición prolongada al sol, diversas marcas ofrecen lociones específicas para los cuidados de la piel tras un día de playa.
Otra buena idea en caso de ardor o hinchazón en la piel es utilizar elementos naturales como el Aloe vera o la manzanilla. Se pueden hacer compresas con el té para aplicar en zonas más afectadas por el sol. También es buena opción añadir estos productos a un baño de inmersión o directamente a una crema común para reforzar la hidratación.
Te recomendamos leer: 5 formas de hidratar tu piel
5 – Consumir alimentos ricos en Vitamina C
Los alimentos ricos en vitamina C son refrescantes e ideales con el clima caluroso. Limón, naranja, manzana, mandarina, guayaba, fresas, kiwi, melones, frutos rojos, pomelos, son poderosos antioxidantes.
La combinación del sol con los ácidos puede generar ardor, inflamación y quemaduras. Después de utilizar cualquier producto de composición ácida en la piel es necesario realizar varios enjuagues con agua fría antes de exponerse al sol.
Con los debidos cuidados de la piel tras un día de playa, es posible aprovechar plenamente el verano y exhibir un hermoso bronceado sin descuidar de la salud del organismo.
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