Cómo superar los terrores nocturnos

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Jun 30, 2020   Maternidad

¿Cuándo debería mi hijo dormir solo? Esta es una de las preguntas habituales a las que nos enfrentamos como padres. Sabemos que es importante para su autonomía y su madurez, pero la cuestión se complica con la aparición de terrores nocturnos.

¿Qué son los terrores nocturnos?

El sueño tiene dos fases que se alternan en varias ocasiones a lo largo del mismo. Los terrores nocturnos se producen en algunos niños cuando pasan de la más profunda a la más superficial.

En concreto, suele aparecer a las tres horas de quedarse dormido. Los terrores ocurren cuando esta transición se produce, y los niños despiertan con gritos, sudores, y una sensación de profundo miedo. Vuelven a dormirse poco después y, a diferencia de lo que sucede con las pesadillas, no recuerdan nada al día siguiente.

Pero, ¿qué podemos hacer para ayudar a acabar con ellos si se trata de un fenómeno neurológico?

La clave está en reducir el estrés, ya que los terrores nocturnos se originan en pequeños que tienen una alta actividad cerebral. Para rebajarla, es fundamental cómo se maneja la vigilia.

Consejos para superar los terrores nocturnos

No usar el miedo como castigo

Niño asustado

Lidiar con niños es muy complejo. En el modelo de educación convencional, los adultos recurren a menudo a una figura como «el hombre del saco» o «el coco» que les sirve para atemorizar a los más pequeños.

Así, gracias a ese temor, consiguen la obediencia que buscan. Para el caso de quienes padecen terrores nocturnos, esa estrategia está prohibida.

  • Ten en cuenta que, al quedarnos en el dormitorio, estamos a solas, con todo lo que hemos vivido. Esto nos hace más vulnerables.
  • De hecho, muchos niños cierran los ojos pensando en que estos «monstruos» van a aparecer.

Así, esa sospecha provoca un estado de alerta que puede culminar en un episodio de terror nocturno en los más sensibles.

Ver también: Tu cuerpo es un gran aliado para superar miedos

El amigo invisible es un gran aliado

Niña con insomnio

Es un buen instrumento, porque reduce la sensación de soledad. Como decíamos, cuando apagamos las luces nos volvemos muy frágiles.

Sin embargo, un amigo invisible palia esa emoción. Además, podemos revestir al compañero de grandes poderes.

Así, sus cualidades excepcionales les protegerán de cualquier amenaza. De este modo, los pequeños van a la cama con la tranquilidad de que hay alguien velando por ellos.

Por supuesto, debe ser algo transitorio, por lo que debemos fomentar su confianza. ¿Quieres saber cómo?

Obsérvalo y charla con él

Niña abrazando a su madre

Comunicar lo que nos sucede no siempre es fácil, máxime cuando aún no tienes un vocabulario amplio ni un conocimiento emocional.

En consecuencia, lo más adecuado es mirarlo y ver cómo se relaciona con su entorno. Seguro que descubres ciertas reacciones anómalas que pueden indicarnos que teme a un fenómeno, objeto o persona en concreto.

Tras asegurarte de que no hay razón para ello, lo deseable es que estés con él para demostrarle que no tiene nada que temer.

Sabemos que es muy complicado exponerlos de este modo, pero debemos evitar que se vean dominados por este sentimiento. Así, te sugerimos que atajes este proceso de una manera gradual, para que él mismo se deshaga del terror.

De este modo, cuando vaya a la cama, habrá eliminado ese sentimiento negativo, por lo que no aparecerá en su sueño.

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La actividad física les ayuda a superar los terrores nocturnos

Jugar como niños

Hay deportes para todas las edades, incluso puedes probar el yoga para niños. Las ventajas de hacer ejercicio para los niños son infinitas.

  • Si bien mejora la psicomotricidad y fomenta valores esenciales, lo que nos interesa aquí es su capacidad para reducir la ansiedad.
  • Amén de disminuir los niveles de cortisol, hormona del estrés, favorece la segregación de serotonina y endorfinas, sustancias que nos provocan bienestar.
  • Por otro lado, genera un cansancio físico que nos pone en mejor disposición para dormir.

Por supuesto, estamos hablando de una dificultad que requiere paciencia y acompañamiento. Cuando se produzca el episodio, si se despierta, acércate a él, abrázalo, tranquilízalo antes de que cada uno vuelva a su cama.

Lo importante es que en el momento crítico estés y, que durante el día, trabajes en la confianza en sí mismo y con el entorno.