Espondilolisis

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Jul 01, 2020   Enfermedades y dolencias

¿Qué es la espondilolisis?

La espondilolisis es una fractura (grieta o rotura) en una vértebra (huesecito de la columna vertebral). Puede ocurrir debido al estrés por uso repetitivo o a lesiones en la columna vertebral. Algunos niños nacen con espondilolisis.

La espondilolisis es una causa muy frecuente de dolor en la parte inferior de la espalda en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Se suele curar deprisa con reposo y fisioterapia. Generalmente no suele ser necesario operar.

¿Cómo ocurre la espondilolisis?

La columna vertebral (el hueso que discurre a lo largo de toda la espada) cuenta con 33 huesecitos llamados vértebras. Nueve vértebras están fusionadas entre sí para formar el coxis y las otras 24 vértebras se encuentran en la espalda. Las vértebras lumbares se encuentran en la parte inferior de la espalda (próximas al coxis) y es en estas vértebras donde se suele dar la espondilolisis.

La espondilolisis es una fractura en la parte de la vértebra llamada istmo o porción interarticular. Cada vértebra tiene dos istmos, uno en el lazo izquierdo y otro en el lado derecho. Un defecto en el istmo o una fractura por estrés o sobreuso puede afectar a uno o a ambos lados del hueso.

¿Cuáles son los signos de la espondilolisis?

Dolor en la espalda inferior es el síntoma más común de la espondilolisis. Suele empeorar durante el ejercicio y la actividad física, sobre todo en aquellas actividades en que se tiene que inclinar la espalda hacia atrás repetidamente. La espondilolisis también puede provocar dolor en las nalgas y en las piernas, así como rigidez de isquiotibiales.

A veces los niños y los adolescentes con espondilolisis no presentarán ningún signo evidente y no serán conscientes de padecer esta afección.

¿Quién la desarrolla?

La gente joven se expone más a desarrollar una espondilolisis porque sus huesos aún están creciendo.

Los niños y los adolescentes que hacen deporte o actividades físicas que pueden forzar la espalda inferior o que implican inclinar la espalda a menudo hacia atrás, como el fútbol americano, el levantamiento de pesas, la gimnasia, el voliebol, el ballet, el golf y la lucha libre, son especialmente proclives a desarrollarla.

¿Cómo se diagnostica?

El profesional de la salud hará una exploración física al niño. Durante la exploración, le presionará la espalda o pedirá al paciente que la flexione hacia atrás para hiperextender la columna. Si estas cosas le provocan dolor de espalda, es posible que haya una fractura en el istmo.

Otras cosas, como el dolor muscular, los nervios pellizcados o los discos comprimidos y herniados (que sobresalen), también pueden causar dolor en la espalda inferior. Para descartar estas posibilidades o para confirmar un diagnóstico de espondilolisis, los profesionales de la salud mandarán pruebas como:

  • una radiografía de espalda, que puede mostrar muchas fracturas
  • una tomografía computada o TC, que permite detectar fracturas de tamaño reducido
  • una resonancia magnética lumbar (RM)

¿Cómo se trata?

La mayoría de los casos de espondilolisis se curan bien cuando se detectan pronto y se tratan de una forma adecuada. Si su hijo padece espondilolisis, el médico es posible que le recomiende:

  • un descanso con respecto al deporte y otras actividades físicas intensas
  • mucho reposo
  • ejercicios de fortalecimiento de la parte central del tronco que no fuercen la espalada inferior
  • entrenamiento de flexibilidad
  • fisioterapia
  • medicamentos que ayuden a aliviar el dolor y la inflamación
  • llevar un corsé ortopédico para la espalda

La mayoría de los niños y adolescentes se encontrarán mejor al cabo de 3 meses. Deberán esperar hasta que nos les duela más la espalda y puedan hacer el abanico completo de movimientos antes de empezar a hacer deporte o cualquier otro tipo de actividad física intensa.

¿Qué puede ocurrir?

Si no se deja que esta afección se cure por completo, la espondilolisis puede evolucionar a dolor crónico (duradero) de espalda y a perdida de la flexibilidad. De ocurrir esto, puede ser necesario operar para corregir el problema.

A veces los niños con espondilolisis desarrollan una afección dolorosa llamada espondilolistesis. Ocurre cuando la parte anterior de una vértebra se desliza con respecto a la vértebra inferior.

¿Se puede prevenir la espondilolisis?

La espondilolisis es difícil de prevenir porque se puede dar de repente o bien a lo largo del tiempo. Pero los atletas jóvenes pueden ayudar a reducir este riesgo:

  • limitando el tiempo que pasan practicando deportes de alto riesgo
  • descansando y recuperándose después de practicar actividades físicas
  • manteniendo fuertes los músculos de la parte central del tronco
  • haciendo un buen calentamiento antes de hacer deporte
  • haciendo estiramientos con regularidad
  • utilizando correctamente el equipo de seguridad
  • siguiendo las reglas y las técnicas del deporte o actividad que practiquen
  • manteniendo un peso saludable

De cara al futuro

Los deportes y actividades que pueden causar una espondilolisis suelen ser muy competitivos y atraen a niños y adolescentes motivados y resueltos. Por lo tanto, es importante que tenga en cuenta el temperamento de su hijo a la hora de abordar su espondilolisis y su proceso de recuperación.

Aparte de sus propios deseos de retomar las actividades que le encanta hacer, los niños y los adolescentes también pueden estar bajo la presión de volver a hacer deporte procedente de entrenadores, compañeros de equipo e, incluso, sus propios padres. Pero es muy importante retomar la actividad o el deporte de una forma segura. Los niños deben recibir el visto bueno de su profesional de la salud antes de retomar las actividades que requieran esfuerzo físico y el deporte.

Después de padecer una espondilolisis, los niños y adolescentes necesitan seguir practicando las técnicas adecuadas, así como mantener las medidas de seguridad en el deporte que hayan aprendido en el proceso de recuperación. También deberían mantener la fuerza en la parte central del tronco y la flexibilidad, así como hacer descansos entre temporadas deportivas, partidos y competiciones.

Asegúrese de que su hijo sepa que ha de detener de inmediato cualquier actividad que le provoque dolor. Y de que visite a su profesional de la salud y no vuelva a hacer deporte o actividades físicas hasta que le desaparezca el dolor.