Descubre la meningoencefalitis amebiana primaria

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Jun 30, 2020   Salud

La meningoencefalitis amebiana primaria es una enfermedad poco común que afecta al sistema nervioso. Así, afecta tanto al encéfalo (compuesto por el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo) como a la médula espinal del mismo.

Por tanto, es la meningoencefalitis amebiana primaria es una enfermedad con una elevada tasa de mortalidad, cercana al 99 % Esto se debe a que este subtipo de ameba destruye progresivamente el tejido nervioso de las regiones alteradas.

Síntomas de la meningoencefalitis amebiana primaria

Las señales asociadas a este trastorno suelen presentarse entre 2 y 15 días después de la exposición al patógeno.

  • Alteraciones en el sentido del olfato y del gusto que terminan en la pérdida de uno o ambos sentidos.
  • Fiebre que puede variar en intensidad en cada paciente.
  • Cefalea o dolor de cabeza espontáneo y molesto.
  • Rigidez o entumecimiento de los músculos del cuello.
  • Fotosensibilidad o molestia ante la exposición de luz.
  • Náuseas y vómitos.
  • Somnolencia o dificultad para mantenerse despierto.
  • Confusión o pérdida en la cohesión de las ideas.
  • Disminución del equilibrio del paciente.
  • Convulsiones.
  • Alucinaciones.

Ver también: Anticonvulsivantes

Diagnóstico de la meningoencefalitis amebiana primaria

Médico practicando una punción lumbar meningoencefalitis amebiana primaria

Por norma general, el diagnóstico es un proceso médico de difícil realización debido al poco tiempo de vida que presentan los pacientes.

Así, los métodos más comunes a fin de identificar esta enfermedad y descartar otras posibles son:

  • Punción lumbar. En ella se extrae y analiza una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (que protege al encéfalo y a la médula espinal de posibles traumatismos).
  • Biopsia cerebral. Se obtiene una reducida muestra del encéfalo del paciente y se estudia en un laboratorio. También se pueden aplicar técnicas de tinción o de detección genética a fin de señalar el microorganismo causante.

Causas de la meningoencefalitis amebiana primaria

Esta patología está causada por la parasitación de la ameba Naegleria fowleri. Por norma general este tipo de microorganismos habitan en aguas contaminadas o estancadas.

Sin embargo, solo pueden alcanzar el sistema nervioso de una persona a través de la mucosa o capa interna de la cavidad nasal. Así, la infección comienza en el bulbo olfatorio (que contiene receptores olfativos) y puede alcanzar diversas partes del encéfalo. El proceso de invasión y propagación suele durar entre 1 y 2 semanas.

Normalmente, tras este periodo limitado de tiempo el paciente no puede soportar la patología y fallece.

Tratamiento de la meningoencefalitis amebiana primaria.

medicamentos

En la actualidad se continúan realizando investigaciones con el objetivo de mejorar los tratamientos contra la enfermedad. Sin embargo, la limitada esperanza de vida de los pacientes con este problema impide determinar cuáles son los mejores fármacos o terapias.

Las pruebas que se realizan con el objetivo de detectar este microorganismo se llevan a cabo en la etapa final de la patología.

Esto se debe a que los pacientes suelen presentar síntomas poco específicos en los primeros días tras la exposición al patógeno.

Por norma general se le administra al sujeto medicamentos antifúngicos como anfotericina B por vía intravenosa.

Este compuesto químico también es usado para tratar otros casos clínicos de parasitismo (como en la leishmaniasis, por ejemplo).

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Prevención de la meningoencefalitis amebiana primaria

nadar

Por otra parte, podemos citar una serie de medidas sencillas que permiten reducir considerablemente el riesgo a padecer el trastorno:

  • Por ejemplo, evitar nadar en lagos de agua dulce, sobre todo durante las olas de calor.
  • Cuando el agua está tibia, este tipo de microorganismos se encuentran más activos y en un medio cómodo.
  • También se aconseja el uso de pinzas nasales para evitar el contacto del agua con la cavidad nasal y evitar zambullirse.
  • Asimismo, estas recomendaciones deben ser seguidas por los niños y los jóvenes, puesto que forman el grupo más propenso a desarrollar la afección.

En este tipo de pacientes, el sistema inmunitario todavía está en proceso de desarrollo.

Esto significa que las «defensas» del organismo necesitan hacer un esfuerzo extra para destruir el patógeno.

Así, la gravedad del cuadro empeora cuanto menor sea el paciente y además, los síntomas serán más llamativos.