¿Por qué no necesitas desintoxicar el cuerpo?

En los últimos años se han puesto de moda dietas y todo tipo de productos detox (batidos, licuados, infusiones, semillas, preparados, etc.) que, además de prometer mejorar la salud, prometen bienestar a largo plazo. El objetivo es «ayudar al organismo» a eliminar las toxinas que supuestamente pueden provocarle todo tipo de síntomas y enfermedades.

Quienes están a favor de este tipo de dietas y productos comentan que es necesario brindarle al cuerpo ciertos nutrientes para que pueda funcionar correctamente y eliminar las sustancias nocivas que pueden provenir de la mala alimentación y, en general, un estilo de vida no saludable. Según su criterio, la alimentación es clave para mantener el cuerpo libre de toxinas.

Veamos más al respecto.

El temor por lo artificial, lo químico porque «intoxica»

Supuestamente, todas las sustancias artificiales resultan perjudiciales para la salud. Entre las más populares podemos mencionar los pesticidas, los conservantes, los colorantes, los aromas artificiales, los aditivos, los fosfatos, los sulfitos, los parabenos, entre otros. Así, para mantener una buena salud lo ideal sería entonces, no consumir (o utilizar, según sea el caso) productos con estos químicos, ya que promoverían la «acumulación de toxinas» y, por tanto, la aparición de enfermedades.

Este temor hacia lo químico ha sido infundado por el mundo del marketing a través de muchas formas y un gran número de campañas. Pongamos un ejemplo para entender mejor esto.

Un consumidor leía que un producto tenía conservantes y, al desconocer sobre el tema, comenzaba a preocuparse por los posibles efectos que estos pudieran tener en su organismo. Por angustia, dejaba de adquirir el producto y comenzaba a excluir otros que tuvieran características parecidas.

Los estudios de marketing arrojaban evidencia de este tipo de comportamiento y, para sacarle provecho, comenzaron a promover productos «libres» de esto o aquello, «más naturales, sanos, auténticos».

La falta de información acerca de las sustancias químicas que se manejan a la hora de fabricar diversos tipos de productos puede generar angustia en los consumidores, haciéndolos más vulnerables a creer todo tipo de bulos.

Gemma del Caño, farmaceuta y experta en seguridad alimentaria, comenta que el terror infundado hacia los aditivos no ayuda al consumidor a cuidar su salud, sino a excluir, sin informarse mejor, productos que en realidad no le son perjudiciales. Además, hace énfasis en la importancia de comunicar e informar al consumidor responsablemente, no promover su confusión.

Lo ideal sería que, como consumidores, no nos dejemos llevar por cualquier promesa cuando vamos a adquirir un producto. Debemos aprender a informarnos, buscar fuentes confiables, con base científica, contrastar la información y tomar decisiones conscientes.

¿Es necesario desintoxicar el cuerpo?

NO. El cuerpo no necesita que consumamos con regularidad ninguna semilla prodigiosa ni nos hagamos planes detox con licuados de vegetales de vez en cuando para mantenerlo en óptimas condiciones.

La necesidad de depurar el organismo del exceso de toxinas no es más que un mito muy extendido que, lejos de brindar beneficios reales, solo consigue confundirnos más. Depurarnos no nos va a ayudar a estar más enérgicos y sanos, ni a prevenir ni hacerle frente a enfermedades. Tampoco nos va a brindar mayor bienestar y no nos va a convertir en seres perfectos, con la figura ideal y demás.

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Para mantener una buena salud hay que ser coherentes con nuestros hábitos, es decir, no podemos pretender que, después de haber cometido un exceso (de comida, alcohol, etc.) o varios, un plan de una semana (o el tiempo que sea), basado en sopas o zumos, va a «depurarnos» de todo lo «malo» y dejarnos como nuevos. Eso no funciona así.

Como comenta José Miguel Mulet, bioquímico, divulgador científico y autor de Comer sin miedo, «muchas veces tenemos ideas metidas en la cabeza pero sin base científica». Si queremos llevar un estilo de vida saludable, resolvamos las inquietudes con el médico, informémonos con fuentes confiables, con base científica y evitemos caer en las trampas de las promesas vacías del mundo del marketing quimiofóbico.