Jun 30, 2020 Salud
El cuerpo humano cuenta con altas probabilidades de padecer inflamaciones localizadas que pueden estar asociadas a diversos factores. Un claro ejemplo de ello es la bursitis, un mal incómodo y doloroso más común de lo que se cree.
Bursa sinovial
También conocida simplemente como bursa, se trata de una bolsa o saco envuelto en tejido sinovial y fluidos viscosos, ubicada en diversas partes del organismo. Su función principal es sumamente importante, ya que evita la fricción entre los extremos óseos. De este modo, evita enfermedades como la artritis o la artrosis.
- En palabras más sencillas, la bursa es una especie de «almohada» para los huesos.
- De ella deriva el nombre de bursitis, un padecimiento poco conocido pero bastante común en las personas: la inflamación de la bursa.
¿Qué es la bursitis?
Partiendo de las apreciaciones anteriores relacionadas con la bursa sinovial, la bursitis es la inflamación de la misma. No obstante, también se denomina de esta manera cuando hace presencia la irritación.
Este padecimiento tiende a afectar las articulaciones presentes en:
- Talones
- Codos
- Muñecas
- Hombros
- Rodillas
- Pelvis
- Falanges (tanto en las manos como en los pies)
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Tipos de bursitis
A pesar de ser un problema en apariencia sencillo, puede dividirse en dos grandes tipos:
Aguda
- Se caracteriza por la coloración roja en los tejidos de la piel y una temperatura un poco más elevada con referencia al resto del organismo.
- La causa principal es la infección.
Crónica
- No difiere mucho del tipo anterior. En sí, es la evolución de una bursitis aguda prolongada.
- En este caso, el dolor y el enrojecimiento son mucho más marcados.
- Con respecto a las causas, puede darse debido a lesiones articulares previas.
Causas de la bursitis
Prácticamente cualquier persona puede llegar a sufrir bursitis. A pesar de eso, los más afectados son los adultos mayores. Por lo tanto, la principal causa de este padecimiento es el sobreuso o, mejor dicho, la repetición del movimiento sobre la articulación.
No obstante, los individuos centrados en ciertas actividades repetitivas también se ven afectados. De esta forma, desde nadadores hasta carpinteros cuentan con altas probabilidades de padecer bursitis.
Por otra parte, los traumas directos y algunas enfermedades como la gota también influyen de manera directa en su aparición.
¿Cómo reconocer la bursitis?
No es muy complejo reconocer esta enfermedad, y menos aún si es una persona dedicada a realizar movimientos repetitivos sobre una o más articulaciones.
Aunque el cuadro sintomatológico depende la zona donde ocurre el problema, los más factibles son:
- Rigidez
- Sensibilidad en la zona alrededor de la articulación afectada
- Hinchazón
- Enrojecimiento
- Dolor articular
- Fiebre (casos más graves)
¿Qué hacer?
El dolor, la inflamación y la sensación de incomodidad llevan a buscar alternativas de cualquier índole. No obstante, lo más adecuado, en primer lugar, es acudir a un profesional de la salud.
Una vez se haya obtenido un diagnóstico oficial, deben seguirse las recomendaciones del mismo al pie de la letra. No obstante, podemos recurrir a diferentes alternativas naturales para complementar el tratamiento médico y aliviar los síntomas.
En cualquier caso, como siempre, te recomendamos que consultes con el especialista antes de iniciar un tratamiento alternativo.
Vinagre de manzana
Es considerado como el padre de los remedios para la bursitis, debido a sus principales características. En efecto, el vinagre de manzana contribuye a la disminución de la inflamación, además de aportar proteína al organismo.
Ingredientes
- ½ taza de vinagre de manzana (125 ml)
- 1 cucharada de miel (25 g)
Preparación y uso
- Primero, mezclar el vinagre y la miel en un recipiente.
- A continuación, emplear una toalla o un trapo absorbente para empaparlo con la mezcla.
- Después, lo aplicaremos sobre la zona afectada con bursitis y dejaremos que actúe por 15 minutos.
Visita este artículo: Los 8 beneficios de consumir una cucharada de vinagre de manzana al día
Jengibre
Se distingue por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Además, su utilización contribuye a la circulación sanguínea, la cual se relaciona de manera directa con la bursitis.
Ingredientes
- 3 cucharadas de jengibre rallado (30 g)
- ½ taza de agua caliente (125 ml)
Preparación y uso
- En primer lugar, el jengibre puede rallarse en casa o conseguirse previamente rallado.
- Luego, lo envolveremos en una gasa o paño (ni muy delgado, ni muy grueso) y, a continuación, lo sumergiremos en agua caliente.
- Así, esperaremos un par de minutos para que se concentren sus propiedades.
- A continuación, aplicaremos la gasa caliente en la zona afectada por la bursitis, con cuidado de no quemarnos.
- Finalmente, dejaremos que actúe durante 15 o 20 minutos.
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