6 hábitos cotidianos que afectan la salud de tu cerebro

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Jun 30, 2020   Salud

El cerebro es el eje de control de nuestro cuerpo. Junto al sistema nervioso, es el encargado de regular las funciones mentales y una amplia variedad de procesos vitales.

Es una de las partes más complejas y misteriosas de todos los seres humanos, ubicada en la cavidad craneal.

Su estudio ha representado un importante reto para la comunidad científica. De hecho, en la actualidad continúa siendo un foco principal para la investigación.

Precisamente gracias a esto, hoy se reconoce que muchos de los hábitos que practicamos todos los días influyen para bien o para mal en su funcionamiento.

Es casi inevitable que sufra un deterioro con la edad. No obstante, algunos factores que nos pueden parecer inofensivos, en realidad, aceleran su desgaste.

1. Saltarse el desayuno

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Los alimentos que se consumen a primera hora del día durante el desayuno son la fuente de combustible que utiliza el cerebro para llevar a cabo sus funciones durante la jornada.

Saltarse esta comida, o bien, reemplazarla por opciones poco saludables, causa un debilitamiento en las funciones mentales. Además, aumenta la sensación de fatiga y somnolencia.

¿Cómo solucionarlo?

  • Asegúrate de consumir un desayuno completo y balanceado, que corresponda al 25 % de las calorías totales diarias.
  • Incluye fuentes de proteínas, antioxidantes y fibra.
  • Consúmelo dentro de la primera hora después de levantarte.

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2. Dormir mal afecta al rendimiento del cerebro

Durante el periodo de descanso producimos un material conocido como mielina, cuya función es, entre otras, proteger las células del sistema nervioso.

Debido a una mala noche de sueño, esta sustancia se reduce y, como consecuencia, el cerebro se resiente y se dificulta la memoria, la concentración y otras habilidades.

¿Cómo solucionarlo?

  • Ten en cuenta que un óptimo descanso se consigue con 7 u 8 horas diarias de sueño.
  • Si tienes dificultades para dormir por este lapso, busca soluciones para inducir tu cuerpo al descanso.
  • Mantén tu dormitorio tranquilo y limpio, libre de elementos distractores.

3. Comer en exceso

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Todos los extremos son malos y, por esto, aunque comer poco afecta el cerebro, comer en exceso también resulta perjudicial.

Ingerir más alimentos de los que el cuerpo necesita produce la acumulación de sustancias sobrantes en forma de toxinas y grasas, lo que puede causar un endurecimiento u obstrucción de las arterias.

Esta situación interfiere en la circulación y, a su vez, impide que el oxígeno y los nutrientes lleguen de forma óptima hasta las células del cerebro.

¿Cómo solucionarlo?

  • Adopta un plan de alimentación balanceado, moderado en calorías y grasas.
  • Evita el consumo excesivo de procesados.
  • Opta por consumir alimentos de origen orgánico.
  • Divide las porciones de tus comidas para 5 o 6 platos al día.

4. Consumir demasiado azúcar

El exceso de azúcar refinado en la alimentación regular tiene mucho que ver con los problemas cerebrales que se desarrollan al llegar a la vejez.

Su consumo, a menudo, se relaciona con episodios de ansiedad, depresión y pérdida parcial de la memoria.

¿Cómo solucionarlo?

  • Evita añadir demasiado azúcar en tu alimentación diaria.
  • Limita el consumo de productos con altos contenidos de azúcar.
  • Opta por usar endulzantes naturales como la miel de abejas o la estevia.

5. Permanecer inactivos

Dejamos de hacer ejercicio. Cerebro.

La inactividad física o sedentarismo es otro de los factores que, aunque no parezca, influye en el deterioro prematuro de las funciones cerebrales. Al reducir la segregación de endorfinas aumenta la tendencia a sufrir estrés y ansiedad.

¿Cómo solucionarlo?

  • Realiza, por lo menos, 30 minutos de ejercicios diarios.
  • Adopta una rutina de entrenamiento cardiovascular y de fuerza.
  • Opta por actividades que, a su vez, aumenten la exigencia de las funciones cerebrales (por ejemplo, aquellas que requieren ejercicio y coordinación).

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6. Trabajar enfermos

Tanto por salud física como mental, es mejor guardar reposo ante los síntomas de una infección o enfermedad de cualquier tipo.

Si bien no todas se manifiestan de forma severa, suelen implicar un mayor desgaste tanto para el cerebro como para el resto del cuerpo.

Por eso, al exigir trabajo ante este estado, hay una reducción de la concentración y dificultades para realizar una labor eficaz.

¿Cómo solucionarlo?

  • Descansa el tiempo que sea necesario para recuperarte por completo de la enfermedad.
  • Si es preciso, pide una incapacidad médica.

¿Acabas de identificar estos hábitos? Si suelen hacer parte de tu rutina, procura corregirlos para no sufrir secuelas sobre la salud del cerebro.