Técnicas para el tratamiento de los abscesos

Portada > Salud > Tratamientos médicos Técnicas para el tratamiento de los abscesos

Jun 30, 2020   Salud

Los abscesos son una cavidad en la que se puede acumular pus, que es la mezcla de células sanguíneas, tejido muerto y gérmenes. Tienen capacidad para desarrollarse en casi cualquier parte del cuerpo.

El pus se forma durante el proceso que sigue el sistema inmunitario al combatir una infección. Cuando los glóbulos blancos se dirigen hacia un área infectada, se acumulan dentro del tejido lesionado causando así una inflamación.

Generalmente, los virus, bacterias, parásitos u objetos ingeridos son los que dan lugar a la formación de abscesos. Cuando estos aparecen en la piel, suelen resultar fáciles de detectar debido a que se presentan como zonas hinchadas, enrojecidas y dolorosas.

Sin embargo, si se desarrollan dentro del cuerpo no suelen resultar obvios y provocan lesiones en órganos, como el cerebro, los pulmones u otros. Los tratamientos para estas situaciones incluyen drenaje y la toma de antibióticos.

Causas y clasificación de los abscesos

Células sanguíneas

Los abscesos ocurren cuando se infecta un área de tejido y el sistema inmunitario lo combate. De este modo, los glóbulos blancos se movilizan a través de las paredes de los vasos sanguíneos llegando al área de la infección. Una vez allí, se acumulan dentro del tejido dañado.

Durante este proceso se forma el pus. Los abscesos pueden desarrollarse a consecuencia de una cirugía reciente. Así mismo, pueden formarse debido a efectos secundarios de una infección, como por ejemplo la apendicitis.

Los abscesos suelen clasificarse según el lugar del cuerpo humano en el que se desarrollan. De este modo, mencionamos a continuación algunos de los más comunes:

  • Absceso hepático amebiano y piógeno.
  • Absceso anorrectal.
  • Quiste de Bartolino.
  • Absceso cutáneo en abdomen o pelvis.
  • Absceso dental.
  • Cerebral, de la médula espinal.
  • Abscesos periamigdalino y retrofaríngeo.
  • Absceso pancreático pulmonar.

Quizás te interese leer también: ¿Qué son los forúnculos? 7 consejos para combatirlos

Tratamiento de los abscesos

En primer lugar, en el tratamiento de un absceso es fundamental evitar tocarlo. Igualmente, los profesionales recomiendan la utilización de compresas tibias en la cura.

Si el tratamiento básico no da resultado o la infección empeora, es posible que el médico lo tenga que drenar o que sea necesario tratarlo con fármacos.

El drenaje percutáneo de un absceso se realiza por los profesionales de cara a extraer el líquido infectado del cuerpo. Este líquido suele ubicarse en el abdomen y la pelvis, pero también puede aparecer en el tórax u otras partes del cuerpo.

El objetivo es colocar la aguja o catéter a través de la piel dentro del absceso para obtener una muestra del líquido infectado de una zona del cuerpo.  Posteriormente, se deja colocado un pequeño catéter de forma que se pueda drenar el líquido del absceso.

El proceso puede durar varios días. Esta opción ofrece una recuperación más rápida y eficaz que el drenaje con cirugía abierta. Es un proceso mínimamente invasivo.

El proceso del drenaje de un absceso percutáneo utiliza la guía por imágenes, es decir, a través de técnicas como el ultrasonido o la fluoroscopia. Suelen ser los radiólogos de intervención los que lo desarrollan.

Los drenajes quirúrgicos en la sala de operaciones están enfocados a tratar abscesos que no pueden eliminarse por medio del drenaje percutáneo.

Lee también: ¿Cómo evitar que se infecte una herida?

Consideraciones

absceso en la espalda

Es importante tener claro que los abscesos pueden desarrollarse tanto en la capa más superficial de la piel, como debajo de la misma. Así como en un diente o incluso en lo más profundo del cuerpo.

Cuando aparecen en la superficie de la piel, la infección, generalmente, presenta la apariencia de una herida no curada. En cambio, debajo de la piel, puede aparecer como un bulto inflamado.

El área puede ser dolorosa y sensible. En los casos más graves, la infección incluso puede provocar fiebre y escalofríos al paciente.

Cabe mencionar que los niños son propensos a tener abscesos. Esto se debe a que, de forma genérica, no suelen limpiarse bien ni mantienen un buen cuidado de sus cortes y heridas.

De este modo, los desechos que quedan atrapados dentro de la herida, como la arena o las fibras de ropa, provocan estos abscesos. Exactamente igual que ocurre con los folículos pilosos irritados.