Soy tan sensible que me convierto en una esponja emocional

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Jun 30, 2020   Bienestar

¿Reaccionas de una forma que muchos consideran exagerada? ¿Te afecta cómo se sientan los demás? Si es así, quizás seas una esponja emocional. Cuando estás triste, estás muy triste; cuando estás feliz, estás muy feliz. En cuestión de sentimientos, para ti no hay términos medios. Quizás esto ocurra porque absorbes sentimientos que no te pertenecen.

Hay personas que son muy sensibles. Esto provoca que sean más empáticas que el resto y, también, más susceptibles. Todo les afecta más que a los que se encuentran a su alrededor. Porque para ellas, las emociones son llevadas al límite.

Soy una esponja emocional y sufro

Dibujo de mujer.

Si eres una esponja emocional, tal vez te hayan aplaudido por tu gran empatía, tu capacidad de escuchar y de poder aconsejar a las personas de tu entorno. Sin embargo, lo que desconocen todas ellas es que tú sufres porque no dejas de absorber todo lo que sienten los demás.

De esta forma, si estás hablando con un amigo que lo está pasando muy mal porque se le ha muerto un familiar, tú sentirás su dolor, lo absorberás y también sufrirás.

Esto no sería malo si no estuvieses rodeado de gente que constantemente te está transmitiendo sus emociones, en su gran mayoría, negativas. No tienes la culpa. No eres consciente de ello. Eres más sensible que los demás y esto, aunque es beneficioso, también te perjudica.

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Las características de una esponja emocional

Mujer con flores sanando heridas.

Es el momento de que descubras si, en realidad, eres una esponja emocional, una persona a la que todo lo que ocurre a su alrededor le afecta mucho más que al resto.

  • Te sientes diferente: Sabes que percibes y experimentas tus emociones de una forma más intensa.
  • Siempre será algo personal: No importa lo que sea, te lo tomarás todo más a pecho.
  • El agobio, el estrés y la ansiedad forman parte de tu vida: No los has elegido, pero a causa de absorber las emociones de los demás, ya son parte de ti.
  • Eres una persona autoobservadora: Tu sensibilidad permite que te autoanalices y te observes para poder conocerte mejor en todos los sentidos.
  • Tu empatía está muy desarrollada: Puedes ponerte en el lugar de otras personas con facilidad.
  • Las críticas te afectan: Aunque intentes evitarlo, siempre terminas llorando a causa de ellas.

Si no es tuyo, ¡suéltalo!

Mujer abriendo una jaula de pájaros.

Si has descubierto que eres una esponja emocional, eso significa que eres muy reactiva. Esto quiere decir que, ante situaciones que a los demás no les afectan, tú reaccionas de una manera exagerada.

Imagina que montas en el autobús o estás en la sala de espera del médico y una persona se sienta a tu lado. Si se encuentra mal o triste, tú empezarás a estar igual sin desearlo ni quererlo. No importa que no la conozcas de nada.

El gran problema surge cuando esto te afecta en tu vida. Cuando no eres capaz de soltar lo que no es tuyo y te conviertes en una esponja emocional. Debes de tener especial cuidado porque puedes empezar a olvidarte de ti, a entregarte a los demás, a sufrir por otras personas.

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Cuida de tu salud

Mujer con flores en la mano.

Cuando esto ocurra, es importante que empieces a reorientar todo eso que sientes. La empatía no es negativa; sentir demasiado tampoco, pero arrastrar y absorber dolor y sufrimiento ajeno sí lo es. No es lo mismo percibir que absorber y esto es algo que, a veces, se nos va de las manos y dejamos de controlar.

Por eso, cuando te encuentres muy agobiado, cuando notes que las emociones se te están yendo de las manos, vela por ti. Es el momento de que te protejas de las emociones de los demás, de que aprendas a sentir, pero también a dejar ir.

No tienes por qué hacerte responsable de los sentimientos ajenos, de las penas, las tristezas o los dolores. Si lo haces, se acumularán con los tuyos propios hasta que te resulte insoportable y termines explotando.

Aprende a alejarte de las emociones más negativas y rodéate de gente positiva. De esta manera, absorberás lo bueno y evitarás lo malo. Cuando no puedas hacerlo, permite que la negatividad siga su curso. No te fuerces en retenerla. Simplemente, libérala.