La mujer medicina que llevas dentro

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Jun 30, 2020   Bienestar

En la antropología, pero también dentro de esa visión más espiritual que tanto abunda ahora en nuestras librerías, se habla a menudo del concepto de «mujer medicina».

Pensar en esta idea y reflexionar sobre sus conceptos puede suponer, sin duda, un interesante despertar a nuestro crecimiento personal como mujeres que vale la pena descubrir o, mejor dicho, redescubrir.

La mujer medicina que todas llevamos dentro es una entidad llena de historias, de sabiduría adquirida con el tiempo y, a su vez, heredada de nuestro linaje.

Esta mujer sanadora despierta tarde o temprano desde el interior hasta el exterior para ver las cosas con mayor trascendencia, equilibrio, intuición y sabiduría.

Entiende que la persona que más puede ayudarle, que más conocimientos, afecto y valores le puede transmitir para tener éxito en la vida es ella misma.

La mujer medicina como su propio canal de sanación

Mujer medicina que medita

A lo largo de nuestra historia y en este legado cultural aún tan arraigado -a nuestro pesar- en una visión tradicional, la figura de la mujer quedaba casi siempre vinculada al cuidado y la crianza.

Quizá por esa enorme obligación de dar todo su ser, energía y afecto a los demás, la mujer se olvidaba de atenderse a sí misma.

Lo creamos o no, pese a la modernidad y el igualitarismo, siguen dándose muchas de estas conductas. La mujer continúa priorizando muchas veces a los suyos, a su pareja, a sus hijos, a sus padres… Ese comportamiento lleva poco a poco a una lenta autorrenuncia en la que se pierde ese contacto tan vital con la propia identidad, con las propias necesidades y la autoestima.

No es lo adecuado. Debemos ver las cosas desde otra perspectiva. La mujer medicina surge en nuestra sociedad como un despertar. Lo que necesitamos y anhelamos se halla en el propio interior.

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Somos nuestro propio canal de curación. Desde el momento en que empezamos a tratarnos con afecto, a priorizarnos y a entender que todo lo conseguido, e incluso lo perdido, es una hermosa enseñanza, aprendemos a ser mucho más fuertes.

La mujer medicina abraza su linaje

Mujeres bailando

La mujer medicina es también la que ha conseguido sanar su pasado para caminar en libertad por su presente.

Algo así solo se consigue aceptando nuestras raíces, e incluso sabiendo perdonar aquello que, en un momento dado, nos hizo daño.

  • Perdonar no significa en absoluto claudicar o aceptar la mala conducta de quien nos hizo daño. Significa, ante todo, dejar ir para avanzar, perdonar para seguir adelante manteniendo un vínculo sólido con nosotras mismas.
  • A su vez, la mujer medicina mantiene un fuerte lazo con su círculo femenino, es decir, con sus madres, hermanas, amigas…
  • Ese lazo de unión también nos permite sanarnos, porque no hay nada tan catártico como compartir experiencias, desahogarnos, ayudarnos, escuchar y aconsejar para construir una identidad mucho más fuerte nutrida por ese lado femenino.

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Cómo aprender a ser una mujer medicina

Mujer mirando una imagen que se forma en el humo

Para sacar fuera a la mujer medicina que llevas dentro, no es necesario tener una edad concreta. Esa madurez personal, psicológica y afectiva puede alcanzarse en cualquier momento en que una, por fin, se sienta dueña de sí misma.

El amor propio de la mujer medicina

Tienes derecho a amar con todo tu ser a tu familia, a tu pareja, a tus hijos y a tus amistades. Sin embargo, toda mujer sabia entiende que ninguno de estos afectos será auténtico si primero no aprendemos a querernos a nosotras mismas.

  • Quien no se ama lo suficiente espera que sean los demás quienes le traigan oxígeno, quienes apaguen sus miedos, sus dudas y sus vacíos.
  • Para ser mujer medicina debemos entender que quererse a una misma no es un acto de egoísmo. Es un principio de salud mental.

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La bondad, la fortaleza y la confianza en la intuición

La mujer medicina no espera nada de nadie, lo espera todo de sí misma porque se sabe valiente, digna y capaz. 

  • A su vez, entiende la vida desde la perspectiva del amor y el respeto. Lo dará todo por los demás, pero nunca se va a olvidar de sí misma.
  • Tiene a su favor la experiencia, el temple y esa resiliencia que ha heredado de su madre, de su abuela, de esas mujeres que ha visto luchar cada día haciendo de sus tristezas sus fortalezas.
  • Tampoco podemos olvidar su sutil equilibrio entre la razón y la intuición. Entiende que para vivir hay que ser receptivos y observadores, dejando a un lado los egoísmos.

A su vez, a la hora de tomar decisiones atiende la voz de su intuición y de sus corazonadas, porque es ahí donde se halla el sustrato de su experiencia, su sabiduría y su poder.