Jun 30, 2020 Bienestar
La meditación es una práctica sencilla y muy saludable que todos podemos realizar para mejorar nuestra calidad de vida y sentirnos mejor con nosotros mismos.
Si la realizamos a diario, notaremos todas sus propiedades no solamente a nivel emocional y psicológico, sino también en algunos trastornos físicos.
Descubre en este artículo algunos secretos sobre este antiguo método para lograr la paz interior, así como la mejor manera de realizarlo.
¿Qué es la meditación?
La meditación es una técnica que se basa en la introspección y en dirigir la atención hacia uno mismo para ser capaces de dejar la mente en blanco y relajarnos de la rutina diaria.
Su aparición histórica se remonta a los orígenes de varias de las grandes religiones en el mundo.
La meditación se practica desde la antigüedad como un componente muy valioso en multitud de creencias.
- Por ejemplo, según el budismo, con esta técnica desarrollamos la compasión, el amor, la paciencia y el perdón.
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Beneficios para la salud
Sin duda, quien ha probado unas sesiones de meditación habrá podido comprobar los múltiples y saludables beneficios que nos aporta:
- Reduce los niveles de ansiedad y estrés, y alivia a su vez todos los trastornos que se derivan de ellos.
- Mejora nuestro estado anímico.
- Despeja y da lucidez a nuestra forma de pensar.
- Relaja nuestra musculatura y nos descontractura de tensiones acumuladas.
- Nos proporciona autoconciencia sobre nuestro propio cuerpo y nos permite desarrollar la concentración tan necesaria para esta práctica.
- Nos sumerge, aunque sea por unos minutos, en un estado de silencio interior, donde aprendemos a desconectar del ruido diario.
- Mejora la manera de relacionarnos con nuestra pareja, con nuestros familiares y con las personas que tratamos, ya que una buena salud mental comienza con un estado de tranquilidad emocional consecuencia de una buena meditación.
- Reduce el riesgo de contraer enfermedades psicosomáticas.
- Aumenta la autoconfianza y nos proporciona valores morales de empatía para con los demás.
- Previene el insomnio.
¿Quién puede meditar?
Todos podemos meditar, en cualquier momento de nuestras vidas:
- Niños: Se puede comenzar a muy temprana edad. Empezando a meditar en sesiones muy cortas y enfocadas como un juego, el niño aprenderá a bajar su nivel de hiperactividad y dará sus primeros pasos en el conocimiento de su propio cuerpo.
- Adolescentes: Con la meditación se toma conciencia del propio cuerpo y sirve a su vez para aceptarnos tal y como somos en esos primeros años de baja autoestima y complejos físicos.
- Adultos: Sin duda, la etapa más activa a nivel laboral, donde el estrés, el cansancio y las preocupaciones parecen pedir a gritos una práctica de meditación.
- Ancianos: La meditación aporta serenidad y confianza cuando se vive con temor a la enfermedad o la muerte.
Además, los estiramientos previos a cada meditación ayudan a prevenir la atrofia muscular que producen los malos hábitos en las posturas.
¿Cómo empezamos a meditar?
El primer paso es darnos cuenta de que necesitamos tomarnos unos minutos al día para nuestro bienestar físico y mental.
Dedicarle un tiempo entre tanta actividad a desconectar de la saturación diaria, del peso de una elevada responsabilidad, de la carga psicológica que llevamos sobre nuestros hombros.
Hay dos momentos muy especiales en el día en los que podemos practicar:
- Por la mañana al levantarnos, cuando la mente aún no procesa tanta actividad y, a la vez, con el propósito de empezar un nuevo día con mucha positividad.
- Por la noche antes de acostarnos para descansar, para frenar nuestro estado de actividad y mejorar la calidad del descanso.
No obstante es bueno ir descubriendo cómo y en qué horario nos encontramos más cómodos.
Para meditar, cerraremos los ojos, respiraremos con profundidad e intentaremos no pensar en nada. Cada vez que aparezca un pensamiento lo ignoraremos.
De manera progresiva, a medida que ganemos concentración, iremos aumentando la duración de las prácticas.
Ver también: Tips para relajarnos en momentos de estrés y nerviosismo
El lugar adecuado
En una habitación óptima para meditar nunca debe faltar:
- La limpieza
- El orden
- Una buena ventilación
- Una iluminación poco agresiva o incluso una luz tenue natural
- A ser posible, el silencio
Si el ruido nos molesta podemos usar unos económicos tapones que, además, ayudarán a que sintamos mejor nuestra respiración.
Asimismo, si nos fuera posible, debemos probar en alguna ocasión a realizar meditaciones en la naturaleza.
Quizá alguna zona con bosque, donde no molestemos ni nos interrumpan, o tal vez en nuestra playa preferida.
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