Jun 30, 2020 Bienestar
El estrés postraumático es un trastorno mental que surge como consecuencia de haber vivido o presenciado un acontecimiento traumático. Por ejemplo, un accidente, una guerra, un homicidio, un desastre natural, abusos físicos, etc.
En este artículo nos centramos en los efectos que tiene el estrés postraumático en el cuerpo, más allá de los psicológicos. Estos afectan a todo el organismo y pueden llegar a ser muy graves. Solo desde una perspectiva global podremos afrontar este trastorno para recuperar nuestra salud y nuestra vida.
El trastorno de estrés postraumático
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se caracteriza por síntomas como la angustia profunda, las rememoraciones, las pesadillas y los pensamientos recurrentes. Todo ello está relacionado con el evento traumático vivido.
Este tipo de estrés se puede vivir de manera temporal y superarse de manera natural con el paso de los días o las semanas. No obstante, algunas personas pueden tener más dificultad para superar el suceso o incluso sufrir un empeoramiento de los síntomas. Además, estos pueden también afectar a nivel físico, lo cual puede resultar peligroso para la salud.
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Efectos del estrés postraumático en tu cuerpo
Vivir en un estado de estrés significa mantener nuestro cuerpo en alerta de manera permanente. Esta predisposición a actuar, que podría ser positiva de manera transitoria, puede ser muy perjudicial a nivel físico si es constante y nuestro cuerpo no consigue relajarse.
Cuando estamos viviendo un estrés postraumático, nuestro cuerpo está en tensión. Por tanto, aumenta la frecuencia respiratoria y cardíaca, los músculos se tensionan y las pupilas se dilatan. Todo esto activa nuestro organismo para lo que debería ser un enfrentamiento a algo hostil. Por ello, si esto se mantiene en el tiempo, puede repercutir en nuestro cuerpo.
¿Qué síntomas físicos puede tener el estrés postraumático?
Cuando el estrés postraumático se alarga en el tiempo, nuestro cuerpo puede sufrir las consecuencias. Estos son algunos de los síntomas que pueden aparecer de manera gradual, y según la persona:
- Alteraciones respiratorias: La hiperventilación característica del estrés puede causar mareos, desmayos, cansancio, aturdimiento o temblores.
- Aumento de la sudoración: Al haber un mayor flujo circulatorio.
- Afectación en el sistema cardiovascular, ya que hay un estrechamiento de los vasos sanguíneos. Aumenta el riesgo cardíaco.
- Debilitamiento del sistema inmunitario a largo plazo.
- Molestias digestivas por el aumento de los niveles de cortisol: estreñimiento, diarrea, indigestión, gases, acidez, etc. Además, el exceso de acidez gástrica también promueve la aparición de úlceras.
- Agotamiento por la falta de descanso nocturno debido al insomnio o las pesadillas.
- Contracturas y dolores musculares y en otras partes del cuerpo, como por ejemplo en la cabeza o la mandíbula.
- Desequilibrios hormonales que afectan a la menstruación, la fertilidad, el acné, la función de la tiroides, el deseo sexual, etc.
Además, todos estos trastornos crean círculos viciosos que pueden repercutir en otras cuestiones. Por ejemplo, cambios bruscos de peso (tanto obesidad como dificultad para recuperar el peso), problemas de libido, pérdida de cabello, problemas de piel, etc.
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Prácticas de relajación mente-cuerpo
Tal y como explicábamos, la relación entre la mente y el cuerpo es fundamental para entender el estrés postraumático. Por ello, el tratamiento debe tener esto en cuenta para lograr un alivio a este tipo de estrés. El objetivo es centrarnos en una terapia que use la mente para conseguir un efecto positivo a nivel físico y mejorar así la salud.
La clave de este objetivo está en actividades que nos ayuden a desarrollar la concentración, la meditación y la respiración profunda. Por ejemplo, podríamos probar con el yoga, el tai chi o el qigong.
Los estudios demuestran que estas disciplinas pueden ayudar a reducir la ansiedad, la depresión o la ira. Y, al mismo tiempo, mejorar la tolerancia al dolor, la autoestima, los niveles de energía, la relajación y la capacidad para afrontar situaciones estresantes.
Por tanto, ahora ya conocemos los efectos negativos del estrés postraumático en el cuerpo. No obstante, también sabemos que el tratamiento para superarlo deberá tener en cuenta un trabajo global a nivel físico y mental. De este modo, podremos recuperar nuestro bienestar y mejorar nuestra calidad de vida.
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