7 técnicas para facilitar el proceso del parto

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Jun 30, 2020   Maternidad

Después de pasar semanas esperando y soñando con la llegada de tu bebé, a partir de la semana 37 puede iniciarse el proceso del parto. La primera fase del parto comienza con contracciones regulares y dolorosas. El cuello uterino se dilata hasta alcanzar los 4 centímetros. Es hora de facilitar el proceso del parto.

Es probable que haya que pasar algunas horas sintiendo contracciones antes de llegar a este punto. Incluso, puedes haber pasado la noche sin dormir y sientas que la labor comenzó hace tiempo. Todo ello es común y forma parte del proceso del parto.

Para las madres primerizas, esta primera etapa puede durar más de 18 horas. Para las madres que ya han tenido un bebé, esta etapa inicial se puede acortar a 6 y 12 horas en promedio. Sin embargo, también puede ser más lento. Así como cada embarazo es único, igualmente, cada parto también lo es.

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¿Por qué se hace lento un parto?

Los primeros 5 centímetros de dilatación del cuello uterino se demoran mucho más que los restantes. Se considera que un parto no avanza a buen ritmo si durante la primera etapa el cuello uterino no se dilata por lo menos medio centímetro cada hora. Las razones de ello pueden ser:

  • Estar deshidratada o exhausta.
  • El bebé no está en buena posición.
  • Sentirse ansiosa, asustada o muy tensa.
  • Las contracciones son poco frecuentes, no son fuertes o en vez de intensificarse se mantienen estables.
  • La pelvis es estrecha y larga, lo que provoca que el bebé se ponga espalda contra espalda.

Lo que provoca la dilatación del cuello uterino es precisamente la intensificación de las contracciones. Si ello no ocurre, tu médico te ofrecerá soluciones para facilitar el trabajo de parto.

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¿Qué medidas puede proponer el médico?

Si en la etapa inicial del parto se demora la dilatación del cuello uterino, las opciones que tiene el médico para facilitar el trabajo de parto básicamente son romper el saco amniótico, lo que popularmente se conoce como romper fuente, o colocarte un goteo intravenoso de fármacos que aceleren el parto y la anestesia epidural.

Romper el saco amniótico acelera en una hora el parto. Esto es más incómodo que doloroso. Sin embargo, este procedimiento no debe hacerse al comienzo del trabajo de parto. Ya que puede no darse el alumbramiento y se corre el riesgo de una infección.

La pitocina es un medicamento que contiene una versión artificial de la hormona del parto, la oxitocina. Si tu médico te recomienda este goteo, es importante que sepas que se estimularán contracciones muy fuertes que pueden llegar a afectar el corazón de tu bebé.

Para sobrellevar los fuertes dolores que ocasiona la pitocina, tu médico seguramente te ofrecerá la anestesia epidural. Todos estos procedimientos son hoy en día totalmente rutinarios. Sin embargo, te imposibilitan de tener un parto de forma natural y de mantener el control sobre tu cuerpo en dicho momento.

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¿Cómo puedes facilitar el proceso del parto?

Si estás echada, levántate. Caminar y moverte puede acelerar las contracciones. También es bueno cambiar de posición todas las veces que sientas que lo necesitas. Mientras lo haces, mantén una respiración profunda y rítmica.

Del mismo modo, ve al baño y orina. Una vejiga llena obstaculiza el canal de parto. Date un baño de agua caliente o sumérgete en una bañera de parto.

Ten un momento a solas con tu pareja. Apaga o suaviza las luces y acurrúquense un rato. Por ejemplo, un masaje suave de tu pareja en tus pechos ayuda a tu cuerpo a producir oxitocina. También, puede masajear la parte baja de la espalda.

Pídele a tu médico o partera las explicaciones que necesites sobre lo que está ocurriendo. Sentirte involucrada y en control de la situación te ayuda a disminuir la ansiedad y el miedo.

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Contar con alguien de apoyo durante el trabajo de parto facilita todo el proceso. Puede ser tu pareja, tu madre, una hermana o cualquier persona de confianza. Cuida que sea una persona que te pueda brindar seguridad y tranquilidad. También, puedes contar con el apoyo de una doula.

Habla con tu médico o partera sobre ello para que esté consciente de tu pedido. El trabajo de parto es un proceso que te pertenece como mujer y como madre. Sin caer en fanatismos, evita que se convierta en una decisión exclusivamente médica. Ello te garantizará un mejor postparto.