Aug 08, 2020 Recetas

Ingredientes
- 500 ml nata líquida o crema para batir (mínimo de un 35% M.G.)
- 1 bote leche de coco (400 gr aproximadamente)
- 250 gr leche condensada
- 150 gr. coco rallado (opcional)
Pasos
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Vierte en un cuenco la leche de coco junto con la leche condensada y mezcla estos dos ingredientes. Reserva.
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En otro recipiente monta la nata líquida o crema para batir. Para que monte bien, tanto la nata como el recipiente y las varillas deberán estar muy frías (yo lo suelo poner un rato antes en el congelador). Una vez que veas que ya está muy cremosa puedes parar de batir porque tampoco hace falta que esté firme del todo.
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Añade la mezcla anterior de leche de coco y leche condensada a la nata montada, poco a poco y con movimientos suaves y envolventes para no quitarle el aire que conseguimos al montarla. Si acaso antes añade una cucharada de la nata montada dentro de la mezcla y remueve bien. Con esto conseguirás igualar la temperatura y las texturas. Después ya puedes comenzar a añadirlo a la nata.
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Por último añade el coco rallado y sigue mezclando con suavidad hasta que esté bien integrado. Este ingrediente es opcional pero a mí me encanta ponerlo porque además de que intensifica el sabor a coco, me encanta encontrarme las “pizquitas” al comer el helado.
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Ya tienes preparado el helado. Ahora ya solo te queda verterlo dentro de la heladera y dejar que ésta haga su trabajo. En mi caso lo dejé dentro de la heladera durante unos 40 o 45 minutos aproximadamente y ya tenía listo el helado para tomarlo. La verdad es que nada más salir de la heladera está súper cremoso.
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Pero si no tienes heladera no te preocupes, vierte la mezcla en un recipiente para el congelador, mejor si es metálico pero si no en un tupper te vale perfectamente. Introduce el recipiente en el congelador y al cabo de unos 45 minutos lo sacas y lo remueves bien, lo tapas y lo vuelves a introducir en el congelador. Al cabo de otros 45 minutos aproximadamente lo sacas y remueves de nuevo y lo vuelves a guardar. Repite la operación una vez más y ya déjalo que congele.
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Con esto conseguirás que no se formen cristales de hielo, aunque la leche condensada también ayuda a que no se formen haciendo que quede cremoso.
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Una vez lo congeles del todo recuerda sacarlo al menos media hora antes de servirlo ya que si no estará demasiado duro y no podrás comerlo. Yo a veces lo saco hasta con una hora de antelación ya que sale como una piedra de mi congelador. Pero eso sí, en cuanto pasa este tiempo adquiere una textura cremosa muy rica.
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Como ves es muy fácil preparar helado en casa y con esta base de leche condensada y nata puedes hacer el sabor que más te guste. Por ejemplo trituras unas fresas y añades el puré a la leche condensada y luego esta mezcla a la nata, y tienes un helado de fresa delicioso o de la fruta que prefieras.
¡Pruébalo porque te va a encantar!
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