La importancia de la leche materna en la microbiota

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Jun 30, 2020   Maternidad

La microbiota acompaña a las personas desde que nacen hasta que mueren. El cuerpo humano es un caldo de cultivo de microorganismos, y diversos estudios han subrayado la importancia de las bacterias para su correcto funcionamiento.

En general, estas ayudan a proteger frente a agentes patógenos, facilitan la síntesis de ciertas vitaminas y, a su vez, favorecen la asimilación de nutrientes que, por sí solos, no podríamos digerir.

Ahora bien, ¿cómo la obtienen los recién nacidos?, ¿en qué etapas de crecimiento se desarrolla? A continuación, te detallamos los aspectos más relevantes sobre la importancia de la leche materna en la microbiota del recién nacido.

Sobre el microbioma y la salud del organismo

La microbiota se define como el conjunto de microorganismos que se localizan de manera normal en distintos puntos del cuerpo. Estas bacterias se asocian en colonias, según sus características fisiológicas y funcionalidad. Además, otorgan diversos beneficios a los seres vivos en los que habitan.

Entre otras funciones, los microorganismos del microbiota repelen la entrada de posibles patógenos mediante diversos mecanismos, como la producción de bacteriocinas, ácido láctico o peróxido de hidrógeno.

Por ello, es importante destacar que tiene que existir una transmisión vertical efectiva del microbioma de la madre al recién nacido, para que este llegue preparado al mundo exterior.

microbiota obesidad
La microbiota es un conjunto de microorganismos vivos que le otorgan beneficios al organismo en que habitan.

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¿Cuál es la importancia de la leche materna en la microbiota del bebé?

Tal y como exponen diversos estudios científicos, la leche materna es el mejor alimento para los recién nacidos, ya que presenta una combinación de nutrientes y componentes bioactivos que aseguran un crecimiento adecuado en el bebé. A continuación detallamos por qué resulta tan importante para su desarrollo.

Probióticos y prebióticos

La leche materna contiene probióticos, que son bacterias que mejoran el funcionamiento del tracto intestinal, la absorción de nutrientes y otras funciones relacionadas con el bienestar del recién nacido.

Es importante conocer que en este líquido también se encuentran sustancias prebióticas, elementos no digeribles que favorecen el crecimiento de más organismos probióticos.

La leche materna contiene una carga relativamente baja de microorganismos y, por ello, la microbiota intestinal sufre un aumento exponencial una vez se produce el destete.

Aún así, microorganismos como los estafilococos, los estreptococos y los lactobacilos están presentes en esta leche. Investigaciones científicas exponen que su acción conjunta con otras bacterias ayudan a prevenir la aparición de patógenos en el recién nacido y su maduración intestinal.

Respuesta ante enfermedades infecciosas

La lactancia materna también confiere cierta resistencia a enfermedades. En particular, algunos de los elementos protectores que la madre le confiere al recién nacido con la leche son los siguientes:

  • Inmunoglobulinas.
  • Células inmunitarias.
  • Carbohidratos.
  • Ácidos grasos.
  • Minerales.
  • Vitaminas.

La acción conjunta de los prebióticos y probióticos antes nombrados, y de los componentes listados, promueven un sistema inmune saludable en el bebé.

Mujer dando pecho a su bebé
Además de contribuir a la microbiota del recién nacido, la lactancia materna es determinante para aumentar la resistencia contra algunas enfermedades.

¿De dónde proviene la microbiota de la leche materna?

Para que las bacterias sean transferidas al recién nacido, estas tienen que llegar de alguna forma a la leche. Existen dos teorías que tratan de explicar cómo acaban estos microorganismos en la leche.

La teoría de la contaminación

Hasta hace un tiempo, se creía que las bacterias de la leche se debían a la contaminación. La piel de alrededor de la glándula mamaria está en contacto con el líquido y con la boca del neonato, lo cual promovería un intercambio continuo de microorganismos de la madre al hijo, y viceversa.

Existen diversas oposiciones a esta idea pues, en primer lugar, muchas de las bacterias encontradas en la leche materna son anaerobias (crecen en condiciones sin oxígeno), por lo que no tiene sentido que provengan de la epidermis de la madre o de la boca del niño.

Además, la microbiota puede aislarse en el calostro antes de que el niño nazca, lo cual descarta que esta sea producto de la interacción entre la madre y el hijo.

La teoría de la migración activa

La segunda teoría, que está ganando cada vez más fuerza, postula que existe una migración endógena de las bacterias intestinales a las glándulas mamarias de la madre, y es este el método por el cual terminan en la leche y, más tarde, en el niño.

Para ello, estos microorganismos deberían de viajar por el cuerpo de la madre. Esto alertaría al sistema inmunitario, que los fagocitaría al interpretarse como posibles amenazas. Aún no se conoce el mecanismo por el cual las bacterias llegan a las glándulas mamarias, pero es un tema en continuo estudio.

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La importancia de la leche materna

Por todas estas razones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que lo más deseable es que la lactancia materna sea la única fuente de alimento del infante durante sus primeros seis meses de edad.

Como hemos podido ver, este líquido presenta microorganismos no solo beneficiosos para el tracto intestinal del recién nacido, sino para un fortalecimiento general de su sistema inmune.