Jun 30, 2020 Salud
La presión arterial baja hace referencia a la presión que ejerce la sangre en las paredes de las arterias durante la relajación cardíaca. Existen dos tipos de presión arterial: la sistólica y la diastólica.
La primera se refiere a la presión que alcanza la sangre en las arterias durante la contracción (sístole), mientras que la segunda hace referencia a la presión de la sangre durante la relajación cardíaca (diástole).
Es decir, nos estamos refiriendo a la presión alta y a la presión baja. Los cambios de presión son normales. Por ejemplo, la presión sanguínea sube cuando hacemos ejercicio. Esto se debe a que en estas circunstancias el gasto cardíaco (la cantidad de sangre que eyecta el corazón por unidad de tiempo) es mayor, consecuencia de una mayor demanda de oxígeno por parte de los músculos.
La disminución de la presión sanguínea, entre otros ejemplos, ocurre cuando dormimos. Es decir, ambos fenómenos son procesos normales, pero hay que controlarlos. Si la presión baja demasiado podemos sufrir desmayos, mareos, náuseas, palidez y fatiga.
Los dos tipos de presión se miden en milímetros de mercurio, siendo normales los valores entre los 105 y 120 para la máxima y de 60 a 80 para la mínima.
La regulación de la presión arterial depende de los centros de regulación cardiovascular del sistema nervioso central (SNC) y del sistema nervioso autónomo.
Hay que aclarar que la hipotensión no es una enfermedad, es una característica personal que aporta ciertas ventajas, como la de tener menos riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares a medida que avanza la edad.
Sin embargo, este padecimiento puede alterar la vida y la salud si no se sabe controlar. Puede provocar mareos y desmayos; y lo que es más, puede llegar a producir daños en el corazón y en el cerebro por falta de riego sanguíneo y de oxígeno.
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¿Qué puede regular la presión arterial?
La presión arterial depende de dos factores: el gasto cardíaco (la cantidad de sangre que eyecta el corazón por unidad de tiempo) y la resistencia periférica total (resistencia del sistema vascular al flujo de sangre). Los mecanismos que controlar cualquiera de estos dos factores pueden modificar la presión arterial.
Desde el punto de vista fisiológico la regulación de la presión arterial depende de los centros de regulación cardiovascular del sistema nervioso central (SNC) y del sistema nervioso autónomo. Ambas estructuras pueden enviar señales de control a diferentes órganos:
Corazón
Le indican regular la frecuencia y la fuerza de sus latidos para controlar la cantidad de sangre que bombea.
Riñones
Controlan el nivel de la fracción de agua de la sangre. Retiran el exceso de agua que conduce a una disminución de la cantidad de sangre y, por ende, de la presión arterial. En caso contrario, pueden trasvasar agua al torrente sanguíneo, aumentando de este modo la cantidad de sangre y, con ello, la presión arterial.
Vasos sanguíneos
Pueden controlar la presión sanguínea aumentando o disminuyendo la luz del sistema vascular. Esto se consigue contrayendo o relajando la musculatura que forma los vasos sanguíneos.
Hipotensión ortostática
Este es un tipo de presión arterial baja; se presenta al levantarse rápidamente de un sitio después de haber estado mucho tiempo quieto, pues disminuye el flujo de sangre hacia el cerebro. No es una enfermedad, es una incapacidad para regular la presión de forma rápida, lo cual produce vértigo, ligeros mareos, visión borrosa o desmayos.
En ocasiones se produce como reacción adversa a ciertos medicamentos, e incluso podría estar relacionada, según afirman algunas investigaciones, con el consumo de tabaco.
También puede producirse como consecuencia de otras afecciones como:
- Problemas cardiacos.
- Trastornos endocrinos.
- Enfermedades del sistema nervioso.
- Deshidratación.
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¿Qué se debe hacer cuando se baja la presión arterial?
Por lo general, la hipotensión suele afectar en mayor medida a las mujeres y a las personas sedentarias, según diversos estudios. También presenta mayor incidencia en las edades avanzadas, en especial, a partir de los 70 años.
Ante una bajada de tensión, se recomienda lo siguiente:
- Tomar entre dos y tres litros de agua al día incluyendo caldos, jugos y bebidas hidratantes.
- Incluir hidratos de carbono en el desayuno, como cereales, pan leche, yogur.
- Nunca se debe comenzar el día sin consumir alimentos.
- Comer bien y además incluir frutas entre comidas.
- Escoger alimentos nutritivos, como frutas, verduras, cereales, lácteos, pastas, arroz, huevos y carnes magras.
- No se debe hacer dieta sin consultar con el especialista.
- Evitar las bebidas alcohólicas, pues dilatan los vasos sanguíneos haciendo que la presión arterial baje.
- Recurrir a complementos alimenticios, sobre todo los que contengan ginseng, estos evitan la fatiga física y mental.
- En el momento de sentir mareos y fatiga se debe humedecer la frente con agua fría, reposar un rato y tomar alguna bebida hidratante.
La presión arterial baja no debe limitar tu rutina diaria, ya que se puede controlar de una manera muy sencilla. No obstante, es mejor que ante este problema acudas primero a tu médico de confianza.
Si sigues sus recomendaciones, no tendrás ningún problema y podrás llevar una vida normal y sin contratiempos.
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