Nuevas investigaciones sobre el cáncer de hígado

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Jun 30, 2020   Salud

El cáncer de hígado o hepatocarcinoma se da cuando existen células tumorales, con capacidad de invadir otros tejidos en el hígado.

¿Qué es el cáncer de hígado?

El hígado es uno de los órgano más grande de nuestro cuerpo, situado en la parte superior derecha del abdomen. Está compuesto por dos lóbulos: derecho e izquierdo, siendo el derecho el más grande.

En el hígado existen diferentes poblaciones celulares. Principalmente, el órgano está compuesto por hepatocitos, pero también encontramos células que recubren los vasos sanguíneos o células que cubren los conductos por los que circula la bilis.

sintomas de cáncer de hígado

En función del tipo de célula que se altere, podemos encontrar diferentes tipos de tumores en el hígado. Estos pueden tener un pronóstico y tratamiento diferentes.

Lo que es común para todos los tipos de tumores es que las células que los forman son células anormales. Estas han mutado, y como consecuencia, su crecimiento y división se ha descontrolado.

Los tratamientos del hepatocarcinoma son muchos y muy variados.

Dependen fundamentalmente del tipo de cáncer y del estadio en el que se encuentra. Además, los investigadores están continuamente tratando de mejorar tales tratamientos.

Tratamientos cáncer de hígado

Prevención

En la lucha para combatir el cáncer de hígado, lógicamente, juega un papel muy importante la prevención. Se considera que casi la mitad de los casos de hepatocarcinoma podrían prevenirse gracias a las vacunas y tratamientos mejorados contra la hepatitis, el principal factor de riesgo del cáncer de hígado.

Actualmente se están investigando nuevos y mejorados métodos de prevención de la hepatitis C y B, así como nuevos tratamientos para evitar que dichas enfermedades desemboquen en cáncer de hígado.

Por otra parte, otro de los claros factores de riesgo del carcinoma hepático es la cirrosis. La cirrosis hepática es una enfermedad crónica que se genera como resultado de un daño continuado en el hígado. Este daño suele provenir o bien de la infección por virus hepatotropos o bien del consumo excesivo de alcohol.

El resultado de la cirrosis hepática es que el tejido sano del hígado se va reemplazando por tejido fibroso. Este es similar a un tejido cicatrizal. Este tipo de entorno en el hígado favorece en gran medida la aparición de células anormales, que podrían dar lugar a un tumor.

“Vacunas” para el cáncer

Este tipo de tratamiento pretende inmunizar a nuestro organismo frente a las células tumorales. De esta forma, se consigue ayudar al sistema inmunológico en su tarea de reconocimiento y destrucción de las células cancerosas.

Otro de los objetivos de este tratamiento es estimular al sistema inmune, algo que se consigue con un fármaco denominado sargramostima, capaz de estimular la producción y función de las células inmunes.

Fármacos antiangiogénicos

Las terapias antiangiogénicas tienen como objetivo a los vasos sanguíneos que crecen en torno al tumor existente. Los tumores surgidos en el hígado necesitan formar nuevos vasos sanguíneos para irrigarse y crecer más de un cierto tamaño.

Este tipo de terapias, actúan precisamente impidiendo la formación de estos nuevos vasos. Algunos de estos fármacos, como el sorafenib o el regorafenib, ya se están utilizando en el tratamiento de los hepatocarcinomas.

Actualmente se están desarrollando nuevos fármacos antiangiogénicos y estudiando su eficacia al combinarse con otro tipo de tratamientos.

Terapia génica

Cada vez es mayor el conocimiento que se tiene acerca de los genes implicados en los distintos tipos de cáncer. Esto permitiría a la terapia génica saber dónde se encuentran las alteraciones génicas que se deben corregir para evitar la aparición de cáncer.

De esta forma, gracias a las tecnologías de modificación genética, sería posible suprimir la expresión proteica de determinados oncogenes, responsables de la patología.

No obstante, este tipo de tratamiento aún se encuentra en fase experimental y aun se debe perfeccionar mucho hasta tener una aplicación real en humanos.

Por otra parte, otra de las terapias emergentes en este campo, se basaría en la modificación genética de las propias células tumorales. El objetivo de dichas modificaciones es el de hacer a las células cancerígenas susceptibles a ciertos fármacos. Mientras que las células normales, sin modificar, no se vería afectadas por el fármaco.

Finalmente, se utilizarían agentes quimioterápicos inactivos, que serían inocuos para las células sanas, pero que al llegar a las células tumorales, portadoras de un nuevo gen capaz de activar el fármaco, este sería efectivo y destruiría únicamente las células aberrantes.