Dengue

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Jun 30, 2020   Salud

El dengue es una enfermedad infecciosa que se transmite por la picadura de mosquitos hembra, sobre todo de la especie Aedes aegypti y, en menor grado, de Aedes albopictus. Puede cursar de forma asintomática, aunque la mayoría de los casos se manifiestan con síntomas gripales y malestar general.

La enfermedad puede evolucionar y presentar complicaciones, hasta convertirse en un cuadro potencialmente mortal conocido como dengue grave o dengue hemorrágico. No obstante, en la mayoría de los casos se supera sin dificultades.

De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de la población del mundo tiene riesgo de contraer esta enfermedad, en especial en las zonas urbanas y semiurbanas de países con climas tropicales y subtropicales.

Datos relevantes sobre el dengue

En los últimos años, los casos de dengue han incrementado de manera alarmante. De acuerdo con los informes de la OMS, se producen alrededor de 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones son sintomáticos. No obstante, estas cifras son imprecisas, ya que la mayoría de casos son asintomáticos y no llegan a ser notificados.

Ahora bien, como lo detallan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, esta infección es común en más de 100 países. Incluso, un 40 % de la población mundial habita en zonas con riesgo de dengue. Además, cada año hay alrededor de 22 000 muertes por dengue grave.

Las áreas con más riesgo de dengue, de acuerdo con esta entidad, incluyen las siguientes:

  • Las Américas.
  • África.
  • Medio Oriente.
  • Asia.
  • Islas del Pacífico.
Datos relevantes sobre el dengue
La mayoría de los casos de dengue son asintomáticos y no llegan a notificarse.

Causas del dengue

Se produce por la infección del virus del dengue (DENV), que pertenece al género Flavivirus, de la familia Flaviviridae que, al mismo tiempo, hace parte del grupo de los arbovirus. Existen cuatro serotipos del virus, los cuales se designan con las abreviaturas DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4.

Los pacientes infectados por uno de los serotipos del virus quedan inmunizados de forma permanente contra ese tipo; sin embargo, puede producirse un nuevo episodio por otro serotipo diferente. En tales casos aumenta de forma considerable el riesgo de padecer dengue grave.

Ver también: ¿Cómo podemos prevenir el dengue?

Factores de riesgo

  • Densidad de población de moderada a alta.
  • Incremento de los viajes e intercambio comercial.
  • La resistencia del vector Aedes aegypti a los insecticidas.
  • Falta de mantenimiento a solares yermos y microvertederos.
  • No disponibilidad de productos biológicos para la prevención de la enfermedad.
  • Características de las viviendas inadecuadas, desagües obstruidos por los desechos.
  • Vivir en zonas urbanas y semiurbanas, principalmente de países tropicales y subtropicales.
  • Recolección de desechos sólidos inadecuados, neumáticos desechados, chatarra, entre otros.
  • Agua almacenada en recipientes inadecuados y destapados, los cuales constituyen criaderos del mosquito.

Síntomas

Los síntomas del dengue suelen iniciar después de un período de incubación que puede variar de 5 a 8 días después de la picadura del mosquito. Se manifiesta con la aparición de fiebre alta, de hasta 40,5 °C, la cual puede venir acompañada con:

  • Debilidad y cansancio.
  • Dolores de cabeza intensos.
  • Dolores musculares y articulares.
  • Dolor alrededor de los ojos y detrás de los globos oculares.

Al tercer día de la fiebre, puede producirse una erupción generalizada de color rojo, la cual dura 2 o 3 días; sin embargo, si la enfermedad se sigue desarrollando, puede presentarse una segunda erupción similar al sarampión. Otros síntomas incluyen:

  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor de garganta.
  • Congestión nasal.
  • Inapetencia.
  • Tos.

Tras sufrir la fiebre inicial, algunos pacientes pueden experimentar síntomas graves, característicos del dengue hemorrágico, como los siguientes:

  • Hemorragias por el tubo digestivo (y por ende, se detecta la presencia de sangre en la orina).
  • Sangrados por las encías.
  • Erupciones cutáneas.
  • Dolor abdominal.
  • Vómitos persistentes.
  • Respiración acelerada.
Síntomas del dengue
Los síntomas del dengue son similares a los de la gripe. La persona puede presentar fiebre alta y debilidad.

Diagnóstico

Para dar el diagnóstico se procede a realizar una entrevista al paciente, en la cual se le pregunta si ha viajado recientemente a zonas endémicas o si ha tenido otro medio de exposición a criaderos de mosquitos. Esto es fundamental para descartar otras enfermedades tropicales, como la malaria y el paludismo.

Las pruebas que se realizan para diagnosticar esta enfermedad incluyen:

  • Pruebas de la función hepática.
  • Conteo sanguíneo completo (CSC).
  • Título de anticuerpos para los tipos del virus del dengue.
  • Examen de reacción en cadena de la polimerasa (RCP) para los tipos del virus del dengue.

¿Quieres conocer más?  ¿Cómo evitar el contagio por chikungunya?

Tratamiento para el dengue

No existe un fármaco en particular para combatir esta enfermedad, por lo que se recurre a un tratamiento para aliviar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones. Por ejemplo, para controlar la fiebre alta se utiliza el paracetamol (acetaminofén). 

Por otra parte, para prevenir la deshidratación se aconseja tomar líquidos en abundancia, así como también guardar reposo.

Nunca se deben emplear analgésicos del grupo de los antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina (ácido acetilsalicílico), el ibuprofeno y naproxeno. De acuerdo con la Clínica Mayo, estos pueden aumentar las complicaciones en caso de sangrado.

Si existe alguna manifestación de dengue grave, es primordial que el paciente acuda de inmediato al médico, ya que es probable que requiera un suministro de medicamentos por vía endovenosa e, incluso, podría ser necesaria la administración de concentrado de plaquetas o de transfusiones de sangre.

Tratamiento
El paracetamol es el analgésico recomendado en caso de dengue. Es importante evitar los que aumentan el riesgo de complicaciones en caso de hemorragia.

Prevención

Un estudio publicado a través de Frontiers in Cellular and Infection Microbiology sugiere que los métodos de prevención y control del dengue se dividen en tres categorías: control físico, control biológico y control químico.

  • El control físico abarca el mapeo GIS de los focos de dengue, es decir, los datos de las zonas geográficas afectadas. También implica un sistema de vigilancia eficaz dirigido a la identificación de vectores, el reconocimiento de los sitios de oviposición y programas de prevención dirigidos a la comunidad.
  • Por su parte, el control biológico implica la utilización de métodos genéticos para el control de A. aegypti, así como uso de la técnica de insectos estériles (SIT) y de peces y crustáceos larvívoros.
  • Finalmente, el control químico abarca la utilización de insecticidas y derivados de plantas, reguladores del crecimiento de insectos (IGR), feromonas como enfoque de «atraer y matar».

En general, cada persona en su hogar puede poner en práctica medidas preventivas como las siguientes:

  • Tomar medidas preventivas en caso de viajar a regiones con alto riesgo de dengue.
  • Utilizar un repelente de insectos registrado en la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
  • Usar camisas de manga larga y pantalones largos.
  • Emplear mosquiteros en caso de vivir en zonas de riesgo.
  • Usar mallas para ventanas y puertas.
  • Vaciar y limpiar cualquier recipiente o elemento que retenga agua, dentro o en los alrededores del hogar. Pueden ser neumáticos, cubetas, macetas, juguetes, piscinas, etcétera.

Consultar al médico es importante

En casos leves, las manifestaciones clínicas del dengue mejoran con los días, tras guardar reposo y aplicar cuidados básicos como la rehidratación. No obstante, muchos casos pueden cronificarse. De ser así, es importante acudir lo antes posible al médico para atender las complicaciones.