Trastornos del equilibrio

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Jul 01, 2020   Enfermedades y dolencias

Cuando se piensa en el equilibrio, parece que no viene a la mente el rol que tienen los oídos. Pero los oídos son cruciales para mantener el equilibrio gracias a su nervio vestibulococlear. Este nervio envía señales al cerebro que controlan la audición (función auditoria) y ayudan con el equilibrio (función vestibular).

Pero los oídos no son los únicos órganos que nos ayudan a mantener el equilibro. Los oídos, los ojos, las articulaciones y los músculos trabajan todos juntos para ayudarnos a mantenernos firmes y erguidos. Cuando uno o más de estos sistemas no funciona bien, puede resultar difícil movilizarse y simplemente funcionar, día a día. Las cosas más simples, como caminar, andar en bicicleta, tener éxito en la escuela, incluso jugar pueden volverse tareas difíciles y frustrantes.

Los trastornos del equilibrio son considerados poco comunes en los niños, pero pueden ser subestimados. Los síntomas de los niños se pueden diagnosticar mal como otra cosa o incluso pasar por alto. Pero resolver los problemas de equilibrio de los niños puede marcar una mejora importante en su calidad general de vida, en su capacidad para jugar, aprender y sentirse lo más felices y sanos que sea posible.

Cómo funciona el equilibrio

Para comprender los problemas de equilibrio, es importante que comprenda cómo funciona normalmente el equilibrio. Básicamente, el cuerpo confía en tres sistemas separados, cada uno envía impulsos nerviosos al cerebro:

  • En el cuello, el torso, las articulaciones de las piernas y los pies hay sensores de presión que envían información al cerebro acerca de dónde está el cuerpo en relación con el mundo (también conocido como propiocepción). Los mensajes se envían cuando hacemos cosas como girar la cabeza, movernos y caminar sobre superficies diferentes.
  • En el frente del oído interno, o laberinto, está la cóclea, que está involucrada en la audición; en la parte trasera están los canales semicirculares, que afectan el equilibrio. Conectados a ellos está el vestíbulo (con órganos sensoriales conocidos como utrículo y sáculo), que afectan al equilibrio y la estabilidad. Cuando giramos la cabeza rápidamente, el líquido de los canales semicirculares mueve los pequeños vellos que recubren la cóclea y envían un mensaje (a través del nervio vestibulococlear) al cerebro acerca del movimiento. En menos de un segundo, el cerebro envía mensajes a los músculos necesarios para mantener el equilibrio y ayuda a los ojos a mantenerse enfocados.
  • En los ojos, las terminaciones nerviosas de la retina (en la parte posterior del ojo) tienen células sensibles a la luz llamadas conos y bastones. Cuando miramos algo, la luz llega a la retina y los bastones y los conos envían señales eléctricas al cerebro a través del nervio óptico. El cerebro usa estas señales para interpretar lo que estamos viendo y para crear imágenes visuales. Cada ojo recibe imágenes apenas diferentes de (e información acerca de) el mismo objeto, que ayuda con la percepción de la profundidad (a qué distancia está un objeto) y es vital para mantener el equilibrio.

Si alguno de estos sistemas no está funcionando bien, puede afectar el equilibrio.

Síntomas

De acuerdo con el tipo de trastorno del equilibrio y lo que lo causa, los síntomas pueden variar de un niño a otro. Algunos niños puede tener síntomas graves, lo que les dificulta funcionar. Otros pueden tener sólo síntomas leves que apenas se notan.

Sin embargo, por lo general, los niños con trastornos del equilibrio tienen síntomas de desequilibrio, una sensación de inestabilidad, "atontamiento" que hace que les resulte difícil pararse, caminar, doblar las esquinas o subir escaleras sin caerse, chocarse cosas, tropezarse o tropezarse y caerse.

También pueden caminar con las piernas demasiado separadas o no poder caminar sin tambalearse. También puede resultarles difícil caminar en la oscuridad o en superficies desniveladas. Todo esto puede hacerlos sentir descordinados y torpes.

Otro síntoma común de un problema de equilibrio es el vértigo. La mayoría de las personas piensa que es una sensación repentina de que la habitación está dando vueltas o de que uno se está moviendo cuando está sentado o quieto. Pero los niños pueden describirlo como una sensación de que están hamacándose, flotando o "en un carrusel". Los niños también pueden sentirse mareados, aturdidos o desorientados.

Los trastornos del equilibrio también pueden causar problemas de la visión. Los niños pueden ver imágenes que rebotan o ver borroso cuando mueven la cabeza. Esto se llama oscilopsia, lo que puede hacer que leer y escribir sea muy difícil.

Los síntomas también pueden incluir:

  • movimientos involuntarios de los ojos (llamados nistagmo)
  • molestia o dificultad para mirar al brillo del sol o a las luces (en especial a las luces fluorescentes, a los flashes o a las luces en movimiento)
  • molestia en situaciones con visuales "cargadas" (estampados, muchedumbres, mucho tránsito, áreas con muchos objetos como los centros comerciales)
  • trastornos en la percepción de profundidad que pueden afectar la coordinación entre los ojos y las manos o los ojos y los pies (que dificultan cosas como atrapar o patear una pelota)

Los trastornos del equilibrio también pueden tener un impacto en la audición. Los sonidos pueden parecer apagados, en especial cuando hay ruidos de fondo. Los niños también pueden tener problemas de oído fastidiosos y que los distraen, como dolor de oídos, presión o sensación de que los oídos están "llenos", y tinnitus (zumbidos u otros sonidos como ronroneos o murmullos).

Este tipo de síntomas relacionados con el equilibrio pueden afectar mucho a los niños (física y emocionalmente) y puede causar otros síntomas como:

  • dolores de cabeza o migrañas frecuentes
  • náuseas, vómitos y diarrea
  • mareos en movimiento
  • cambios en el ritmo cardíaco y en la presión arterial
  • fatiga
  • convulsiones
  • miedo, ansiedad o pánico
  • depresión

Por supuesto, los síntomas que involucran el movimiento, la vista y la audición, y como se sienten diariamente, pueden afectar su capacidad para seguir el ritmo de una clase, en preescolar o en la escuela secundaria. Los problemas de equilibrio hacen que sea difícil recordar cosas, concentrarse, prestar atención y seguir indicaciones. Los niños quizás no escuchen a su maestra o no puedan enfocar los ojos en el pizarrón o en los libros. Y pueden frustrarse en la clase de gimnasia y cuando juegan deportes.

Algunos niños con trastornos del equilibrio pueden sentir que están siendo vagos o que no están prestando atención o haciendo un esfuerzo en la escuela. Probablemente, la parte más grave para ellos es sentir que están haciendo su mayor esfuerzo pero que no pueden hacer las mismas cosas que quieren o necesitan hacer, y no saber por qué.

Tipos de trastornos del equilibrio

Aunque los trastornos del equilibrio no son comunes en los niños (nuevamente, probablemente porque son muy difíciles de notar), las condiciones vestibulares diagnosticadas con más frecuencia son:

  • Tortícolis paroxística benigna infantil, que por lo general comienza durante los primeros seis meses de un niño. Tortícolis significa literalmente "cuello torcido" y los niños con esta afección suelen tener la cabeza inclinada porque se sienten tan mareados. También pueden tener dolores de cabeza, transpirar mucho, vomitar, tener aspecto pálido, parecer nerviosos y caminar o dar los primeros pasos en forma extraña. Algunos también pueden tener VPB.
  • El vértigo paroxístico benigno de la infancia (o VPB, también llamado vértigo paroxístico de la infancia), ocurre cuando líquido o partículas pequeñas se desprenden y acumulan en el oído interno. Esto puede causar vértigo repentino (con frecuencia al mover la cabeza rápidamente) y desaparece en cuestión de minutos. Los niños pueden parecer asustados momentáneamente e inestables, y también pueden tener náuseas, vómitos, movimientos involuntarios de los ojos o dolores de cabeza. La VPB, que por lo general afecta a niños de entre 2 y 12 años, puede desaparecer sola a medida que los niños crecen o puede seguir hasta la adultez y se convierte en vértigo postural benigno o vértigo asociado a migrañas.
  • La neuronitis vestibular (o neuritis), una infección que causa la inflamación del nervio vestibular, puede causar un caso repentino de vértigo, náuseas, vómitos y movimientos involuntarios de los ojos.
  • La laberintitis puede estar causada por una infección viral (o en casos muy poco frecuentes bacterial) del laberinto del oído interno, y en algunos niños también puede causar vértigo repentino, tinnitus y pérdida temporal de la audición leve.

Otras afecciones son mucho menos comunes; por ejemplo, la fístula perilinfática es una anormalidad (con frecuencia un desgarro o un defecto) en las conexiones entre el oído interno y el oído medio que puede causar vértigo, inestabilidad, pérdida de la audición y presión en los oídos. Y un trastorno del oído interno llamado Enfermedad de Meniere puede causar tinnitus, pérdida de la audición, sensación de que los oídos están "llenos" y episodios prolongados de vértigo que pueden durar de 30 minutos a una hora o más.

Causas

Los médicos no siempre pueden determinar cuál es la causa de un problema de equilibrio. Pero los síntomas relacionados con el equilibrio pueden ser ocasionados por muchas otras cosas, como:

  • lesiones en los oídos, en la cabeza o en el cuello
  • ototoxicidad (cuando ciertos medicamentos, entre ellos medicamentos antibióticos específicos y de quimioterapia, dañan el oído interno)
  • migrañas
  • pérdida de la audición
  • infecciones crónicas del oído medio (otitis media)
  • otras infecciones (como un resfrío, gripe, meningitis, sarampión, paperas, rubeola)
  • depresión
  • abuso del alcohol
  • mareos o sensibilidad a los movimientos
  • trastornos convulsivos

Los niños que tienen antecedentes familiares de problemas de la audición o vestibulares, mareos o mareos por movimientos también pueden ser más propensos a sufrir trastornos del equilibrio.

Diagnóstico

Puede ser difícil detectar y diagnosticar trastornos del equilibrio en los niños. Lamentablemente, los niños con muchos problemas de equilibrio comunes pueden ser demasiado pequeños como para que puedan describir cómo se sienten o para responder a ciertas pruebas. Y para los padres, pueden parecer simplemente niños torpes o nerviosos.

Si piensa que su hijo puede tener problemas de equilibrio, llame a su médico, que le realizará un examen físico y evaluará los síntomas y la historia clínica de su hijo. Si el médico piensa que el equilibrio de su hijo está afectado, es posible que lo derive a un audiólogo (un especialista en audición), a un otolaringólogo (un especialista en garganta, nariz y oído), y/o a un neurootólogo (un especialista en trastornos del oído).

Las pruebas pueden incluir:

  • pruebas de imágenes, como una resonancia magnética o una tomografía computada
  • pruebas de las funciones motrices para evaluar las habilidades motrices finas y gruesas
  • pruebas del comportamiento relacionadas con la audición. Estas implican la observación cuidadosa de la respuesta conductual a los sonidos como tonos puros. Los tonos puros son las distintas frecuencias de los sonidos. Algunas veces se usan otras señales para obtener información sobre la frecuencia.
  • prueba de emisiones otoacústicas. Se coloca una sonda pequeña en el canal del oído y luego se introducen muchos sonidos de tipo pulso y se graba una respuesta de tipo "eco" de las células del oído interno. Una grabación normal se asocia a un funcionamiento normal del oído interno y refleja una audición normal. Esta prueba, junto con la prueba de respuesta auditiva evocada del tronco del encéfalo (BAER) se realiza por lo general en bebés y niños pequeños.
  • electronistagmograma (ENG). Para evaluar el equilibrio, se colocan electrodos alrededor de los ojos y una computadora monitorea los movimientos involuntarios del ojo mientras al niño se le pide que se concentre en un punto visual o mientras se le inyecta agua fría o caliente en el canal auditivo. También puede manipularse la cabeza para colocarla en diferentes posiciones mientras los médicos observan los movimientos de los ojos.
  • videonistagmografía (VNG). Esta prueba es similar a un electronistagmograma, sólo que en este caso el niño se debe concentrar en el punto visual mientras usa unos lentes especiales de grabación de video. Luego los movimientos del ojo se evalúan mientras se sopla suavemente aire frío y tibio en los canales auditivos.
  • prueba de respuesta auditiva evocada del tronco del encéfalo (BAER). Se colocan auriculares pequeños en los canales del oído. Por lo general, se amplifican sonidos similares a clics a través de los auriculares y los electrodos miden la respuesta del nervio auditivo a esos sonidos.
  • potencial vestibular miogenico evocado. Esta prueba bastante nueva evalúa partes del oído interno que no pueden evaluar las otras pruebas ENG, VNG y BAER. Al igual que el BAER, se colocan auriculares en cada oído para escuchar clics fuertes. Y los electrodos que se colocan en la cabeza y en el cuello del niño registran la respuesta del niño a los clics cuando contrae los músculos del cuello.
  • posturografía. Esta prueba mide la capacidad del niño para equilibrarse cuando está parado en una plataforma estable o inestable.
  • cuestionarios sobre equilibrio. Se les puede pedir a los niños que sean lo suficientemente grandes como para describir un problema médico que respondan preguntas acerca del nivel de mareos que experimentan durante el día mientras realizan diferentes actividades.

Tratamiento

Los trastornos de equilibrio de algunos niños desaparecen cuando crecen. Por ejemplo, tanto la VPB infantil como la tortícolis paroxística benigna infantil desaparecen solas, sin ningún tratamiento, cuando el niño cumple los 5 años de edad. Y la neuronitis y la laberintitis vestibular también desaparecen solas.

Igualmente, los médicos pueden ayudar a manejar los síntomas de los niños y a facilitarles un poco la vida con rehabilitación y en algunos casos medicamentos o cirugía.

La terapia para el equilibrio (también llamada rehabilitación vestibular) con un terapeuta físico o vestibular puede incluir ejercicios de entrenamiento que ayudan a fortalecer las habilidades de equilibrio y coordinación. Los ejercicios pueden involucrar cosas como agacharse, pararse y caminar con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados, nadar o caminar descalzo en diferentes superficies desniveladas. Con frecuencia los niños obtienen muy buenos resultados con la terapia vestibular porque pueden adaptarse mejor a los problemas de equilibrio que los adultos.

En el caso de los niños con VPB infantil, a veces un terapeuta puede aliviar el vértigo y los mareos mediante un reposicionamiento suave de la cabeza en diferentes ángulos para mover el líquido o las pequeñas partículas flotantes alrededor del oído interno (esto es conocido como reposicionamiento canalicular o maniobra de Epley).

Y los niños con pérdida de la audición significativa que afecta su equilibrio pueden necesitar uno o más de los siguientes:

  • un audífono (que se coloca dentro o detrás de la oreja y hace que los sonidos sean más fuertes)
  • un sistema de FM o "entrenador auditivo" (dispositivos especializados que bloquean el ruido de fondo)
  • un implante coclear (un dispositivo implantado quirúrgicamente que ayuda a superar los problemas del oído interno o cóclea)
  • terapia para escuchar con un audiólogo (que usa la música y los sonidos para ayudar a los niños a adaptar su audición y equilibrio)

Cuándo consultar a un médico

Es importante recordar que aunque las cosas como los mareos y la torpeza son signos comunes de un trastorno del equilibrio, por sí solos, estos síntomas no son necesariamente un signo de un problema del equilibrio o de cualquier otro problema crónico. Por ejemplo, es perfectamente normal que los niños se sientan atontados si están deshidratados o cuando se paran demasiado rápido. Y muchos niños se tropiezan y caen a veces, en especial los bebés que recién están aprendiendo a caminar y los niños en edad preescolar que están aprendiendo cómo se mueven sus cuerpos.

Sin embargo, si usted ve un patrón, si nota que ocurren uno o más síntomas que pueden estar relacionados con el equilibrio en forma regular, es una buena idea llamar a su médico para averiguar qué es lo que está pasando. Diagnosticar y tratar los trastornos del equilibrio puede ayudar a los niños a desarrollarse más normalmente, a ser más estables y coordinados y funcionar y sentirse mejor física y emocionalmente.