Ajos y cebollas: aliados antitumorales que no deben faltar e

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Jul 01, 2020   Remedios naturales

Tanto los ajos como las cebollas pertenecen a ese tipo de plantas bulbosas de la clase Allium que se caracterizan, sobre todo, por su contenido en azufre.

Son un condimento básico y esencial en la cocina de todo el mundo. Tanto que podríamos decir que son casi el ADN de nuestros platos.

Ahora bien, ¿sabías además que sus compuestos esenciales podrían actuar de un modo muy interesante para ayudarnos a protegernos frente a distintos tipos de procesos tumorales?

Con esto no queremos decir que la ingestión de estos alimentos vaya a impedir o frenar el avance del cáncer. Sin embargo pueden ser un interesante componente coadyuvante del tratamiento farmacológico.

Te ofrecemos toda la información en el siguiente artículo.

Ajos y cebollas, protectores de nuestra salud

Se han llevado a cabo diversos estudios con el fin de descubrir si los ajos y las cebollas disponen de algún tipo de beneficio directo con el cual poder prevenir el cáncer.

Cabe decir que los resultados no son todavía concluyentes y que debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos nos indica que estos dos vegetales bulbosos no pueden evitar al 100% que desarrollemos un cáncer. 
  • Reconoce, además, que el ajo es  un alimento que podría tener propiedades anticancerígenas muy interesantes y que está siendo estudiado desde hace varios años por la industria farmacéutica. Estos se debe fundamentalmente a su contenido en antioxidantes, capaces de reducir el estrés oxidativo y el daño en el ADN.
  • Los estudios realizados han sido diversos y se desconoce qué cantidades serían las adecuadas para beneficiarnos de esos principios activos .
  • Según diversas investigaciones, los tipos de cáncer que más han ayudado a prevenir son los asociados con el sistema digestivo, como el cáncer de estómago o el colorrectal. En estos tipos de cáncer si que se ha demostrado, mediante diversos estudios científicos, que la alimentación juega un papel principal.

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Los compuestos medicinales de ajos y cebollas

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  • Estos dos vegetales bulbosos son ricos en compuestos fenólicos, flavonoides, y fitoquímicos muy interesantes como, por ejemplo, el azufre.
  • Las propiedades anticancerígenas del ajo son más altas que las de la cebolla. Esto se debe en especial a la arginina, a sus oligosacáridos y al selenio, elementos muy beneficiosos para la salud. A pesar de todo la relación entre los niveles de selenio y el desarrollo del cáncer es uno de los temas más controvertidos en la literatura científica.
  • La única conclusión objetiva que se ha podido obtener es que los ajos y cebollas podrían ayudar a prevenir (no sanar) muchas enfermedades asociadas con el tracto gastrointestinal. Sin embargo esto solo puede producirse en el marco de una dieta saludable.
  • La quercetina presente en estos dos vegetales es uno de sus compuestos más interesantes. Se trata del bioflavonoide más poderoso en cuanto a poder antioxidante.
  • Se están realizando muchos experimentos clínicos para aislar este tipo de bioflavonoide y sintetizar medicamentos experimentales. No obstante no se han extraído resultados concluyentes de momento.
  • Una dieta rica en bioflavonoides siempre será adecuada para cualquiera, pero debemos acompañarla con unos hábitos de vida saludables, donde se deje a un lado el tabaco y nos alimentemos de forma correcta.

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El poder del azufre

  • El mecanismo de acción más interesante de los ajos y cebollas es, sobre todo, el azufre.
  • Este mineral podría evitar la formación de compuestos potencialmente carcinógenos, como pueden ser las nitrosaminas y las aminas heterocíclicas. Por este motivo los expertos estudian actualmente su posible utilización en procesos cancerosos.
  • También hemos de recordar que estos dos vegetales son conocidos por su poder antimicrobiano, de forma que controlan las inflamaciones y las infecciones.

Cómo beneficiarnos de los ajos y la cebollas

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¿Qué tipo de cebolla es la más adecuada y cómo debo consumirla?

La cebolla morada es el alimento que contiene más quercetina, el bioflavonoide antes citado que podría ayudarnos a prevenir distintos tipos de cáncer, en especial los asociados con el aparato digestivo.

Lo mejor es comerla en forma cruda, en pequeñas cantidades y acompañada por otros vegetales crudos, como por ejemplo, en ensalada con tomates, espinacas o pimientos rojos.

¿Cómo debo consumir los ajos?

  • Es muy adecuado tomar un diente de ajo crudo en ayunas acompañado por un vaso de agua. Es mucho mejor que una vitamina aislada, y los resultados a largo plazo se notan.
  • Para preservar sus propiedades es aconsejable partirlo o aplastarlo un poquito  y dejarlo 5 minutos en reposo.
  • De esa forma salen al exterior la aliína y la quercetina para combinarse de forma más efectiva con la comida durante la cocción, aunque durante este proceso siempre perderemos muchos de sus beneficios.

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¿Qué hacer si no digerimos bien el ajo y la cebolla?

Un hecho que debes tener en cuenta es que no todo el mundo puede comer ese ajo en ayunas o acompañar sus ensaladas con cebolla cruda. ¿Qué podemos hacer entonces?

  • Trocea la cebolla y déjala una hora en agua tibia, no caliente. De ese modo se irán las sustancias sulfúricas más irritantes.
  • En el caso del ajo, si los cocinamos perdemos en gran parte sus enzimas medicinales. Su beneficios se potencian cuando está crudo. Intenta al menos consumir medio ajo crudo cada mañana.

¡Para tener en cuenta!

El ajo y la cebolla son dos alimentos con una gran cantidad de antioxidantes en su composición. Esta propiedad podría convertirlos es productos útiles en la lucha contra el desarrollo y la progresión del cáncer.

Sus aplicaciones médicas están bajo estudio y de momento no se han podido extraer conclusiones concretas. No obstante, lo que sí se conoce con seguridad es que el cáncer de tracto gastrointestinal está relacionado con la alimentación. De este modo, una alimentación variada y sana acompañada del consumo regular de estos dos alimentos podría resultar eficaz para disminuir la incidencia de esta patología en la población.