Jun 30, 2020 Salud
La enfermedad de Kawasaki es un trastorno raro entre los niños. Su incidencia no es muy alta, pero es importante que los médicos conozcan su existencia para detectarlo en caso de que se presente entre la población pediátrica.
El punto clave de la patología es la inflamación de los vasos sanguíneos. En sí, no hace distinción entre venas y arterias; cualquiera de los dos componentes puede verse afectado.
También es capaz de inflamar ganglios linfáticos y mucosas de la cara, como las de la nariz y la boca. Por esto, su nombre de enfermedad de Kawasaki puede reemplazarse por el de síndrome de ganglios linfáticos mucocutáneos en algunas presentaciones particulares.
En general, los niños con menos de 5 años de edad son los afectados. Es más frecuente entre los varones que entre las mujeres, pero la diferencia de prevalencia es mínima. Algunas etnias han presentado más frecuencia del trastorno que otras regiones del mundo, como pueden ser los japoneses.
La causa y el origen no son claros. Algunas hipótesis mencionan la intervención de microorganismos como gatillos de los síntomas, pero no está probado. También hay sospechas de una predisposición genética familiar, aunque no se han desvelado los mecanismos íntimos de la misma.
Síntomas de la enfermedad de Kawasaki
La enfermedad de Kawasaki atraviesa tres fases progresivas:
- El síntoma inicial es la fiebre alta, de casi 40 grados centígrados y de 72 horas de evolución. Se suele acompañar de conjuntivitis sin legañas y una erupción cutánea en el tronco y la región genital.
La fiebre con los ojos rojos más el brote dérmico desorientan a los médicos que realizan las primeras atenciones. Si los ganglios se inflaman, aparecen sobreelevaciones subcutáneas a causa de ello. Suelen ser ganglios del cuello que se acompañan de un aumento de tamaño de manos y pies.
- En una segunda fase de los síntomas aparece la descamación. La piel que ha estado irritada e inflamada empieza a desprenderse en grandes cantidades, sobre todo en los miembros. Se puede manifestar una gastroenteritis con vómitos y diarrea, así como dolor en las articulaciones. La fiebre ya no suele estar presente.
- Finalmente, en la última fase, no se agregan signos de la enfermedad de Kawasaki, sino que desaparecen con lentitud los que estaban. La convalecencia es larga y al niño le cuesta recuperar su nivel de actividad previo a la patología.
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¿Cómo se diagnostica?
Las asociaciones médicas mundiales han elaborado una guía de criterios para el diagnóstico de la enfermedad de Kawasaki. Sí o sí debe haber fiebre y, además, cuatro de los siguientes síntomas:
- Inflamación de manos y pies.
- Lengua en forma de frambuesa y sequedad de labios.
- Descamación de la piel en los miembros superiores o inferiores.
- Erupción cutánea con poco patrón repetitivo.
- Ganglios cervicales aumentados de tamaño.
- Conjuntivitis con ojos rojos bilaterales.
A la par de la observación de los síntomas, el médico debe descartar otras patologías que pudiesen confundirse con la enfermedad de Kawasaki. Si tiene sospechas fundadas, debería solicitar un ecocardiograma, que detectará la inflamación de los vasos sanguíneos.
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Tratamiento de la enfermedad de Kawasaki
El abordaje de los pacientes con enfermedad de Kawasaki se basa en gammaglobulinas, aspirina y anticoagulantes. La intención es detener la formación de aneurismas a causa de la inflamación de los vasos sanguíneos.
Las gammaglobulinas se colocan de forma intravenosa y son una herramienta clave para detener las complicaciones que se derivan del trastorno. Se ha notado que su mayor beneficio está en prevenir alteraciones de las arterias coronarias.
En cuanto a la aspirina, su uso en este caso es como antiinflamatorio. Por suerte, también es antifebril y analgésico, lo que ayudaría con otros síntomas, como la fiebre y las artralgias. Se sabe que la aspirina tiene ciertos efectos adversos en niños, por lo que se recomienda un seguimiento estricto de los pacientes bajo este protocolo.
Alrededor del 10 % de los niños afectados tendrá secuelas, principalmente en las arterias coronarias. Inclusive, aparecerán secuelas en esa proporción en pacientes tratados a tiempo, por lo que se recomienda un seguimiento posterior con métodos complementarios.
Enfermedad rara, pero tratable
A diferencia de otras patologías, la enfermedad de Kawasaki tiene un plan de tratamiento y abordaje. El éxito depende mucho del diagnóstico certero y temprano. En los países asiáticos los médicos están más alerta para su detección, pero se han descrito casos en todo el mundo. Es posible la sospecha cuando se reúnen los criterios.
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