Tratamiento de la acantoamebiasis

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Jun 30, 2020   Salud

La acantoamebiasis es la infección producida por las amebas del género Acanthamoeba. Estos microorganismos están presentes fundamentalmente en el agua y en el suelo, y se asocian con dos grandes patologías:

  • Meningoencefalitis granulomatosa amebiana. Es una enfermedad infrecuente, pero muy grave.
  • Queratitis amebiana. Más común. Es extremadamente dolorosa y si no se diagnostica pronto puede dar lugar a un cuadro crónico.

Entorno de la ameba

Para entender mejor cómo se producen estas enfermedades, es importante tener en cuenta el ciclo biológico de la ameba. La Acanthamoeba se reproduce en lugares húmedos y pueden estar presentes tanto en agua dulce como en agua salada. Además, son relativamente frecuentes en sistemas de calefacción, aire acondicionado y en lentillas o lentes de contacto.

Contaminan muchos objetos de nuestro entorno, pero la presencia de la ameba no siempre determina el desarrollo de la enfermedad.

En el caso de la meningoencefalitis granulomatosa, corresponde con una infección que solo afecta a individuos inmunodeprimidos. Es decir, aquellas personas que por causas variables no tienen un sistema inmune eficaz. Por eso, es más fácil para ellos padecer infecciones y presentar dificultades para eliminar el agente infeccioso.

Sin embargo, la queratitis amebiana es una enfermedad más común que se produce en individuos inmunocompetentes. En otras palabras, personas cuyo sistema inmune funciona con normalidad.

La Acanthamoeba es una ameba de vida libre que puede provocar enfermedades por sí misma. No obstante, algunas bacterias la utilizan como »huésped» para crecer y multiplicarse en un entorno hostil. De este modo, son un eslabón a tener en cuenta a la hora de la propagación de patógenos responsables de enfermedades como la legionella, cólera, etcétera.

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Ciclo biológico

Ciclo biológico

La Acanthomoeba tiene dos estadios, quiste (forma latente) y trofozoíto (forma infecciosa con capacidad de reproducirse). Esto la diferencia de otras amebas que tienen también forma flagelada

Los trofozoítos pasan al organismo a través de pequeñas heridas en la piel o en las mucosas, o úlceras en la mucosa del tracto respiratorio. Una vez allí, llegan hasta el torrente circulatorio y se diseminan por la sangre hacia el sistema nervioso o se expanden por las distintas capas de piel. Cuando se presenta en forma de quiste, pueden llegar a ser resistentes a los antibióticos.

Manifestaciones clínicas

Sin lugar a dudas, la queratitis es la forma más frecuente de acantoamebiasis. El epitelio corneal presenta de manera innata una barrera protectora frente a los microorganismos. Cuando esa barrera se rompe (normalmente suele ser por un traumatismo aislado grave o varios traumatismos leves repetidos), se produce la infección.

Los portadores de lentillas son los pacientes más comunes de queratitis. Bien sea porque no limpiaron sus lentes de contacto de manera adecuada o porque se han bañado en aguas contaminadas mientras llevaban lentillas. La queratitis producida por acantoamebiasis es una enfermedad muy dolorosa que progresa rápidamente.

Si la infección evoluciona puede dar lugar a ceguera. Es difícil diagnosticar una enfermedad amebiana y más en el caso de la queratitis. Ya que puede confundirse con queratitis herpética, fúngica, etcétera, y todas ellas presentan síntomas muy parecidos. Esto impide el diagnóstico precoz y así, el tratamiento correcto se retrasa.

Diagnóstico de la acantoamebiasis

Diagnóstico de la acantoamebiasis

El diagnóstico varía según donde se manifieste la enfermedad. En el caso de meningoencefalitis puede hacerse un estudio de LCR (líquido cefalorraquídeo), en el caso de la queratitis se extrae una muestra del epitelio corneal.

En el laboratorio de microbiología se buscan marcadores específicos de acanthomoeba, como sus productos biológicos o sus constituyentes orgánicos

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Tratamiento

Algunos fármacos.

El tratamiento de la acantoamebiasis se basa fundamentalmente en la administración de fármacos antiamebianos al paciente. Los más eficaces son las diamidinas y las biguanidas.

Por lo general, suele pautarse una combinación de ambos medicamentos mencionados. Con dosis altas al principio (tratamiento intensivo para lograr la rápida lisis de los trofozoítos) con el objetivo de evitar las formas latentes (quistes), pues estos son más resistentes y difíciles de eliminar. Posteriormente, es necesario bajar las dosis para evitar toxicidad asociada a dosis altas de diamidinas.

En caso de inflamación persistente, pueden emplearse aminoglucósidos y corticoides vía tópica a dosis bajas. Los casos más graves son complicados de tratar porque dejan cicatrices. Sería necesario administrar AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) y valorar la posibilidad de cirugía.

El tratamiento quirúrgico siempre debe realizarse tras eliminar el agente infeccioso y, salvo en el caso de la perforación de córnea, se limita a corregir los defectos y las cicatrices tras la infección.