Jun 30, 2020 Bienestar
El estrés es la forma en la que el cerebro y el cuerpo responden a cualquier demanda. Cualquier tipo de demanda o factor estresante–como el ejercicio, el trabajo, la escuela, cambios importantes en la vida o acontecimientos traumáticos–pueden causar estrés.
Si bien es cierto que esta condición no sabe de géneros ni edades, el impacto físico y psicológico presenta ciertas particularidades en el género femenino.
Es muy habitual escuchar en los medios de comunicación y en las revistas especializadas como se habla del estrés en términos genéricos, pero muy pocas veces se toma en cuenta por ejemplo la particularidad de la mujer, y en saber cómo afecta esta dimensión a su realidad personal.
Las mujeres tienen una fisiología diferente a la de los hombres, ahí donde el peso de las hormonas hace que el estrés les afecte de un modo distinto.
Asimismo, si a ello le sumamos el hecho de que sus responsabilidades en ocasiones abarcan desde el campo laboral al familiar (cuidado de hijos e incluso de familiares ancianos), su realidad se ve entremezclada por otros muchos más factores.
Todo ello hace que sea necesario abordar esta realidad para ofrecer mejores medios de gestión y reacción.
Situaciones más habituales de estrés en las mujeres
Según la American Psychological Association (APA), aunque informan niveles de estrés promedio similares, las mujeres son más propensas que los hombres a informar que sus niveles de estrés están en aumento. También son mucho más propensas que los hombres a reportar síntomas físicos y emocionales de estrés. Al comparar a las mujeres entre sí, también parece haber diferencias en las formas en que las mujeres casadas y solteras experimentan estrés.
El profesor Karl Pribram, de la Universidad de California argumentó en sus trabajos que las mujeres se enfrentan al estrés de un modo más lógico y verbal que los hombres, estrategias sin duda que las hace ser más hábiles ante esta dimensión.
Veamos no obstante cuáles suelen ser sus focos más habituales de estrés.
- Presión laboral junto con obligaciones familiares.
- La menopausia.
- Atender a otros familiares enfermos.
- Problemas en el matrimonio, separaciones, divorcios.
Estrés en las mujeres: síntomas físicos
El estrés en las mujeres difiere del sexo masculino en dos dimensiones concretas. La primera tiene como origen el cortisol (la hormona que liberamos en situaciones estresantes). En este caso, ellas son más sensibles a este glucocorticoide y por tanto la sintomatología es más amplia.
En segundo lugar, les define su capacidad para reaccionar ante dichos estados. Tal y como hemos señalado con anterioridad, las mujeres saben gestionar mejor estos estados: piden ayuda antes y se apoyan en amistades y familiares.
Veamos ahora en qué puede consistir esa sintomatología.
- Dolores de cabeza, especialmente en el periodo premenstrual, donde aparecen fuertes jaquecas.
- Espasmos esofágicos (dolor de estómago y dificultad incluso para tragar).
- Acidez de estómago.
- Pérdida del cabello.
- Náuseas.
- Dolor en pecho, espalda y cuello.
- Sentir ganas de orinar frecuentemente.
- Fatiga crónica.
- Falta de apetito sexual.
- Alteraciones en la menstruación (sobre todo retrasos e incluso desaparición de la menstruación, lo que comúnmente se llama amenorrea).
- Crisis de angustia.
- Insomnio.
- Alteración del sistema inmunitario, somos más proclives a padecer enfermedades como osteoporosis, artritis inflamatoria, diabetes tipos II…
- Estreñimiento o diarrea
- Problemas en la piel: La piel es muy sensible a situaciones de ansiedad y estrés, de ahí que sea comunes las reacciones inflamatorias como eccemas, rojeces, ojeras, pérdida de luminosidad en la piel…
Todo esto se debe a que las células de la epidermis reaccionan de inmediato ante las hormonas del estrés, provocando vasoconstricciones, provocando incluso que aparezca más vello, que sudemos más y que nuestro rostro siempre parezca cansado.
Síntomas psicológicos
Cuando la situación de estrés se vuelve más intensa y persistente, podemos la mujer puede verse afectada por realidades mucho más complejas que pueden tener como efecto las siguientes enfermedades:
- Anorexia o bulimia.
- Depresión, es más, según un estudio llevado a cabo en el departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, este suele ser el efecto psicológico más recurrente.
- Transtornos de ansiedad.
Cómo afrontar el estrés
Lo mejor que podemos hacer si sentimos estrés de forma crónica es acudir a un profesional de la salud mental.
A continuación te presentamos algunos consejos que podrían ser favorables a la hora de afrontar el estrés:
- Identifica la causa que focaliza tus problemas e intenta solucionarlo siempre con el apoyo de tus familiares o amigos, junto a algún profesional de la salud.
- Busca tiempo para ti, aunque sea una hora al día, para pasear, escuchar música y sentirte bien contigo mismo.
- Establece prioridades y vigila tus estados de ánimo: en nuestra vida debemos saber qué es importante, y nuestra salud es desde luego un pilar fundamental. Intenta pensar qué situaciones son las que te angustian, identifícalas y piensa de qué modo puedes abordarlas mejor.
- Practica el Mindfulness. Esta práctica milenaria nos ayuda a estar más presentes y a tomar contacto con nuestras necesidades.
Para concluir, sabemos ya que el estrés afecta a las mujeres de forma diferente. Aprendamos por tanto a identifcarlo y dar una rápida respuesta a estos estados tan peligrosos para nuestro bienestar.
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